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Juan Pablo Hervada, junto al órgano adquirido a la parroquia protestante de Puderbach, en el estado alemán de Renania, y reubicado en la iglesia de San Lorenzo. José C. Castillo

Cultura

El cura que busca en Europa órganos de segunda mano para iglesias de Valladolid

Instrumentos de parroquias alemanas y holandesas cerradas por falta de fieles llegan a la capital y la provincia; el último a San Lorenzo, traído por Juan Pablo Hervada

Jesús Bombín

Valladolid

Sábado, 6 de julio 2024, 09:23

Cuando entró con 14 años al Seminario, a Juan Pablo Hervada (Torrelobatón, 1980) le esperaban algo más que los estudios de Filosofía y Teología. El hoy párroco de Robladillo, Ciguñuela, Wamba y Castrodeza quedó atrapado por la música, pero más aún por el órgano. «Cuando ... alguien con un mínimo de sensibilidad escucha su sonoridad, queda tocado para siempre». Se acercó a esta especialidad de la mano de Pedro Aizpurúa y Luis María Insusi, antiguos canónigos de la Catedral de Valladolid. Después cursó Musicología en la Universidad de Valladolid animado por la catedrática María Antonia Virgili, «siempre muy pendiente de que saliéramos formados musicalmente».

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Con el tiempo, la afición por investigar y construir instrumentos le llevó a montar un pequeño tallercillo de organería en las dependencias del Seminario en el barrio de la Rondilla. Allí sigue fabricando pequeños pianos portátiles, uno de ellos el que suele tocar en el oratorio de San Felipe Neri. Más allá de que el Concilio Vaticano II reconociera el órgano como instrumento oficial de la Iglesia por su capacidad «para llegar al misterio de Dios», Hervada habla de la magia y la conexión entre la música y lo espiritual con el sonido que emiten sus tubos. Esa pasión le ha llevado promover su presencia en los templos. Tanto, que en los últimos diez años ha conseguido traer cinco órganos de segunda mano de países de Centroeuropa a parroquias de la capital y la provincia de Valladolid.

En muchos casos, tras estos traslados está el proceso de secularización en países de gran tradición organera como Alemania y Países Bajos, obligando a cerrar capillas e iglesias católicas y protestantes. «Lo que están haciendo allí es unificar comunidades parroquiales y reubicar estos órganos que no se van a utilizar», indica el párroco vallisoletano que se ocupa de su montaje.

En contacto con organeros de aquellos países llegó en 2014 a la Basílica del Santuario Nacional el primero de los ejemplares que recalaría en Valladolid, de mayor calidad y tamaño que el que iba a sustituir. «En un primer momento nos planteamos construir uno nuevo, pero pedimos presupuesto y el coste era demasiado elevado, así que Luis Magaz, mi profesor de organería, tenía un contacto en Ámbsterdan que se ocupaba de gestionar la reubicación de órganos que en Holanda ya no estaban operativos en sus templos de origen». La pieza de los años setenta, construida por la casa Verschuere, se encontraba en la capilla de un hospital con patronato católico que iba a cerrar. «Fuimos a verlo, nos encantó y lo trajimos. A partir de ahí –abunda Hervada– se abrió la veda para traer más».

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El siguiente en llegar sería para la iglesia de San Felipe Neri, comprado gracias a la donación de la familia Lora, relata el organero. «En esta parroquia hubo un órgano desde el siglo XIX, pero desapareció en la década de los setenta, según varios testimonios. Así que en 2019 instalamos aquí el órgano que Kleuker Orgelbau construyó para una parroquia de Dusseldorf que había cerrado su iglesia».

Órgano de la iglesia de la localidad vallisoletana de Castromonte

El tercer instrumento que cruzó fronteras en busca de una segunda vida arribó a la localidad vallisoletana de Castromonte, donde también en la década de los setenta desapareció el titular. «El Ayuntamiento y la parroquia querían revitalizar la zona culturalmente y contactaron conmigo para traer el órgano de una iglesia holandesa clausurada; el espacio estaba muy condicionado por un arco, tomé medidas, contactamos con profesionales de Países Bajos y uno de ellos nos ofreció uno que encajaba perfectamente, muy similar al original en composición sonora. Lo único que hicimos fue adaptar el mueble policromándolo al modo español con una imitación en mármol».

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Generadores de actividad cultural

Este mismo año San Felipe Neri ha vuelto a estrenar órgano con un concierto de Daniel Oyarzábal, organista titular de la Orquesta Nacional de España. «Vendimos a una parroquia de Torrejón de Ardoz el que instalamos en 2019 y pudimos adquirir otro más grande de la casa Reil; procedía de una capilla del hospital holandés de Dordrecht y es una copia de los modelos holandeses del siglo XVIII. En la parroquia se ha generado una intensa actividad cultural con varios conciertos».

Este domingo el templo de San Lorenzo acogerá una misa de bendición del órgano

La última adquisición ha sido para el templo de San Lorenzo, un ejemplar Oberlinger de 1970, originario de la parroquia protestante de Puderbach, en el estado de Renania. Fue trasladado a la capilla de un tanatorio, quedando finalmente en depósito en el almacén del maestro organero Andreas Ladach en Wuppertal, que lo puso a la venta. Ha sido restaurado y acondicionado, y el afinado –como en casos anteriores– se ha llevado a cabo en el taller de Joaquín Lois en Tordesillas. «San Lorenzo contaba con un órgano electrónico en mal estado y se dio la posibilidad de hacernos con este, pequeño, de cuatro registros, pero perfecto para la sonoridad de la iglesia para su uso litúrgico y cultural», aprecia el párroco rural.

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Entre 10.000 y 30.000 euros supone la adquisición de estos instrumentos

Este domingo se celebrará a las 21:00 horas en el templo una misa de bendición del órgano. La opción de hacerse con este tipo de instrumentos «reubicados» supone un coste de entre 10.000 y 30.000 euros, a los que hay que añadir gastos de transporte, montaje y restauración. «En Centroeuropa están ajustando muchísimo los precios porque buscan darles salida; en Holanda han puesto a la venta uno más grande que el de la Catedral de Valladolid por la décima parte de su coste», estima el sacerdote. Es consciente de que en Castilla y León hay organistas, aunque no tantos «como quisiéramos», por lo que buena parte de los órganos están infrautilizados en decenas de templos, muchos en el medio rural, que cuentan con uno. Por eso, afirma, pretende poner estos instrumentos a disposición de profesionales con el fin de promover su uso en misas y conciertos. «Alrededor de ellos –certifica– se generan proyectos culturales interesantes; queremos que dentro de la Iglesia vuelva a valorarse la riqueza de este instrumento; es de agradecer la labor de asociaciones como Organaria o Manuel Marín, que nos han abierto los ojos».

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