Un concierto para plantas

«No tenemos en cuenta al resto de especies y tenemos que empezar a comunicarnos unas con otras», explica Ampudia. «En esa mejor relación interespecies, hay que trasmitir a las plantas nuestras sensaciones y sentimientos con lo mejor que tenemos, que es la cultura».

El nombre de la intervención artística, 'Concierto para el bioceno', es una declaración de principios. «Lo que hacemos con el planeta es insostenible», prosigue Ampudia, nacido en Madrid en 1958 y que ya ha mostrado su compromiso con el medio ambiente en obras anteriores, como 'Mala hierba' y 'Canal huerto'.

La fecha del espectáculo, preparado para celebrar el 250 aniversario de este vetusto teatro, coincide con la finalización de la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26). «Cada Cumbre del Clima muestra que no hemos avanzado lo suficiente», dice Ampudia. «Hay una postura política implícita cuando decimos que, en vez de estar en el antropoceno, con el hombre como centro de la Tierra, sea el hombre con el resto de la naturaleza. De ahí el término 'bioceno', acuñado por la comisaria Blanca de la Torre».

Además de la obra de Puccini (1858-1924), el repertorio –a cargo de un quinteto de cuerda de la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid– se basará en las composiciones de Luigi Boccherini (1743-1805), que vivió gran parte de su carrera en la capital española y escribió la partitura de 'Música nocturna de las calles de Madrid'. Además, las obras de ambos compositores son las que más gustan a las plantas, dice Ampudia. «Hay estudios científicos que dicen que reaccionan a la música, que crecen de otra manera, y que la clásica les gusta más que el rock».

Es la segunda vez que el artista realiza esta performance. La primera fue en verano del año pasado, en el Gran Teatro Liceo de Barcelona, frente a más de 2.000 plantas. Ahora, como variación, habrá sitio para 50 humanos en esta obra viviente producida por la galería Max Estrella.

Y si hay gente que abraza árboles, ¿qué debe hacer el espectador con el vegetal que le toque al lado? «Cada uno entrará con una planta, que tiene un certificado de asistencia y que luego se llevará a su casa», indica Ampudia. «Ellos serán los portadores de las plantas que asisten. De esta manera se significa nuestra relación con otras especies. Esto es una performance que expone que las cosas tienen que cambiar. Los artistas tenemos que concienciar al resto de personas, usando nuestras armas: imágenes y sonidos».