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Es europeo, aunque nació en Teherán. Le gusta estrenar conciertos contemporáneos pese a que su instrumento pareciera congelado en el tiempo hasta su rescate a comienzos del XX, y aunque tendría asiento natural en el 'club' de la música antigua, discrepa de quienes se aferran ... al modo de hacer de tiempos pasados.
Mahan Esfahani (Teherán, 1984) comparte escenario con el Ensemble de la OSCyL este domingo en el Miguel Delibes, el lunes en Salamanca y el próximo miércoles en al Fundación Juan March de Madrid. Entre dos conciertos españoles, el de Falla y el de Francisco Coll, varias sonatas de Scarlatti, el italiano que trabajó dos décadas en la corte española.
«En 2026 se cumple el centenario del 'Concierto para clave' de Falla. Hace años encargué a Francisco Coll otro que tuviera la misma instrumentación para poderlos programar juntos. Él me dijo que la misma, pero con ocho instrumentos más. Van bien juntos, era el primer encargo para los dos. Lo estrené en Londres, lo toqué por medio mundo pero en España no. Luego, tras la pandemia le pedí que lo revisara y este será un reestreno», dice elocuente. En Madrid lo tocará en un instrumento cedido por la Fundación Falla.
Mahan Esfahani, clavecinista, junto a Ensemble de Cámara de la OSCyL. Dirección, José Trigueros.
Al compositor gaditano le «ordenó, que no encargó» un concierto la clavecinista polaca Wanda Landowska. «Nos fascina a todos los clavecinistas, ella fue la primera», dice refiriéndose a la vuelta del clave a las salas de conciertos con repertorio nuevo.
«Pero Landowska tiene una relación dolorosa con la pieza. Vino a estrenarla a Barcelona, no la había estudiado suficientemente y no fue bien. Entonces Falla le retiró la obra, no sé si legalmente, pero sí de facto. No quiso que la tocara más y él mismo la grabó en París dos años después. Ella, a su vez, cuando le preguntaban por el concierto de Falla decía que le producía dolor de manos».
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Esfahani celebra que Falla, «quien, como el resto de compositores españoles, era un buen pianista», cultivara «el idioma del clave y creara una obra para él, destacada en su catálogo por los musicólogos alemanes e ingleses en los años 40 y 50». Esfahani concibe la música como un continuo en el que Bach, Scarlatti o Mozart son tan modernos como Coll. «Me gusta tocar instrumentos históricos y música antigua pero no por ello me tengo qué unir al club historicista. No se puede parar el curso de la música, esa es una de las incoherencias filosóficas de esa corriente».
Sugiere al público que acuda al concierto sin prejuicios: «el clave es un instrumento para el que han compuesto compositores tan grandes como Bach, Mozart, Scarlatti, Cabezón, Rameau, por eso lo hizo Falla también. El clave tiene un repertorio mayor que el piano. Tengo 56 conciertos en mi agenda, 15 de ellos, encargos contemporáneos». El próximo año estrenará la obra de un compositor japonés. Le interesa Japón y China porque «no sufren de ansiedad historicista como nosotros, escriben música y ya está».
Mahan dejó EEUUpara estudiar con Zuzana Ruzickova y se estableció en Praga, donde vive. Para describir su experiencia con Bach alude a la observación de las estrellas: «Mirar embelesado al cielo en verano es pasar horas descubriendo algo que no tiene principio ni fin».
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