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Tras el duelo que mantuvo la temporada pasada con Emmanuel Pahud interpretando la obra para dos flautas de los hermanos Doppler, Clara Andrada vuelve a su tierra y a la orquesta con la que creció, la Sinfónica de Castilla y León. La ... flautista salmantina afincada en Alemania interpretará el 'Concierto' de Ibert, obra siempre en el atril que también grabó. Si en 2019 se puso a las órdenes del joven Lucas Macías, en esta ocasión lo hará con un maestro veterano, Michel Plasson.
«El concierto de Ibert es uno de los más tocados de nuestro repertorio, afronta dificultades para el solista y para la orquesta. Se dice que Ibert compuso el primer y tercer movimiento y el segundo lo terminó tras la muerte de su padre, de ahí su profundidad emocional», explica la flauta principal de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt. Allí ha pasado este año de irregular actividad musical.
«Con mi orquesta estuvimos un mes sin tocar entre marzo y abril y luego retomamos los conciertos ante las cámaras a mediados de mayo, con mucha distancia entre los músicos e incluso cambiamos los lugares de nuestras sillas. Pero cuando tocamos el 'Concierto para violín' de Beethoven, la primera obra que hicimos tras el parón, mi cuerpo vibraba. Después del verano retomamos los conciertos con público, a un tercio del aforo, y volvimos a sentir esa energía que produce el directo. Ahora en Alemania estamos de nuevo confinados», cuenta quien tuvo como primer maestro a Pablo Sagredo, flautista de la OSCyL.
Música con silla en una sinfónica, además de concertista y docente. También su agenda se vio frenada por la situación sanitaria. «Personalmente sí me ha hecho pensar. Llevo en Alemania quince años y estoy muy bien, pero esto te hacer valorar lo que antes dabas por sentado, cuando teníamos tantas posibilidades. Te hace recapacitar sobre el ritmo frenético, y aunque te entran ganas de viajar –nunca estuve tanto tiempo sin venir a Salamanca– te das cuenta de que quizá no hace falta tanto movimiento y sí dar más importancia a lo esencial. A partir de ahora me gustaría ser más selectiva y hacer solo cosas que merezcan la pena el movimiento».
También ha mantenido su actividad camerística.«Siempre intento compaginar el trabajo sinfónico con el camerístico. Sigo con la Chamber Orchestra of Europe desde que se formó para hacer proyectos aunque no tenemos la regularidad de otras formaciones. Mantengo un dúo con el pianista salmantino Alberto Rosado con quien toco sobre todo música contemporánea, pese a que para este tipo de propuestas hay menos sitios en los que presentarlas».
Andrada recuerda que ha tenido «tres quintetos de viento en mi carrera pero han ido terminado porque todos nos fuimos a vivir a distintos países. En cualquier caso, la cámara supone entrenar lo más posible la capacidad de escucha en un grupo pequeño, es un muy buen entrenamiento».
Cambios estimulantes
Con Rosado «hacemos estrenos, por ejemplo el del 'Concierto para piano y flauta Claroscuros', de Iñaki Estrada, profesor del Conservatorio Superior de Salamanca, que hicimos con la OSCyL. También hemos tocado otra obra de la mexicana Georgina Derbez». En cuanto a proyectos aparcados, «Alberto y yo queríamos grabar un disco de música española y latinoamericana para nuestro dúo pero la pandemia se cruzó. En cualquier caso, estoy convencida de que quien algo quiere, lo acaba consiguiendo».
Vuelve con la OSCyL y sabe de la situación actual, sin director titular y sin director técnico. ¿Qué desearía ella para su orquesta nodriza? «Es algo muy personal pero creo que es importante para una orquesta tener titular no tanto por lo obvio, sino por una visión, un proyecto que quiera llevar a cabo justo con esa formación. El resultado de eso se suele ve cuando el director ya se ha ido. Por ejemplo en mi orquesta, llegó Paavo Järvi y desde el inicio tenía claro que deseaba grabar todo el ciclo sinfónico de Mahler y Bruckner, porque, como su padre, quería dejar un testimonio discográfico. Que intenten llevar a la orquesta a otro nivel, ese debe ser el objetivo. Hay muchos directores jóvenes que defienden su programa, quizá sea bueno si resulta beneficioso para ambas partes. Siempre que llega alguien con ganas de mejorar puede ser un momento emocionante, a veces solo con el cambio de una persona hace que el resto se sienta estimulada».
Un programa totalmente francés
Michel Plasson es la batuta para este séptimo programa de la temporada eminentemente francés. La música de Ravel para niños sube el telón con 'Mi madre, la oca'. Compuesta originalmente para cuatro manos y dedicada a unos infantes muy queridos por el compositor, acabó orquestándola a petición de su editor. Ravel convirtió en música los cuentos de Perrault. Hubo Bizet fuera de 'Carmen' como muestra esta 'Sinfonía', compuesta cuando aún era un estudiante en el conservatorio, con 17 años y durante mucho tiempo silenciada por el desinterés por estrenarla de su propio creador. El 'Concierto para flauta' de Ibert es la obra más contemporánea de la noche, estrenada en 1934 por el músico al que se la dedicó, Marcel Moÿse. Clara Andrada la interpretó con la OSCyL al comienzo de su carrera, en la temporada 2004/05.
Michel Plasson (París, 1933) ha estado ligado buena parte de su vida a la Orquesta y Coro Nacional del Capitolio de Toulouse, de la que es director honorario, y ha grabado música francesa fundamentalmente.
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