Montse Sanz, directora de arte

«A Castilla y León solo le falta una escuela de cine, necesitamos profesionales técnicos»

Nunca ha trabajado en su ciudad. «Me ofreció Colomo entrara en el rodaje de 'Voy a pasármelo bien', pero estaba en otro proyecto», lamenta quien se hizo cinéfila en la Seminci y a la que vuelve cuando puede. «En '8' hemos coincidido cuatro castellano leoneses, pero hay pocos en el mundo del cine porque no hay una escuela».

Montse estudió en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao que tiene un grado de cine y audiovisual y es vocal de la Asociación Española de Dirección Artística y Audiovisual, creada hace dos años. Uno de los objetivos que se han marcado es reforzar la formación académica «a través de grados de formación profesional y en la enseñanza superior. Hay buenas escuelas de cine pero son privadas y es difícil entrar. En la ECAM, que es una gran escuela, hay diez plazas por especialidad». Conectar a la gente joven con el mundo audiovisual profesional es otro desafío. «La dirección artística es una gran olvidada y la gente joven debe saber que hay mucho trabajo en decoración, escenografías, ambientación, carpintería, etc. Se necesitan técnicos y es un trabajo fascinante que te permite sumergirte en historias diferentes cada cuatro meses, viajar y desarrollar tu creatividad».

Si piensa en definir su labor, Montse concibe cada película como un triángulo.«Arriba está el director y en los otros dos ángulos estamos el director de fotografía y la dirección artística, los departamentos técnicos». Su primera tarea es «entender la idea, conocer el proyecto que tiene el director en su cabeza y conocerle a él». A partir de ahí, «analizamos el guion y tenemos que transformar lo escrito para que sea creíble. Crear el ambiente, la atmósfera, la coherencia estética para arropar a los personajes, el espacio donde transcurre. Brindamos nuestras herramientas para que la historia tenga fuerza visual».

Montse Sanz busca localizaciones y, cuando no las encuentra, las construye. «En el caso de '8', hemos rodado en Vizcaya por las ventajas fiscales que proporciona el País Vasco al cine. La acción comienza en dos pueblos cercanos de la sierra de Madrid, que hemos acondicionado allí. En Getxo encontramos el chalet donde vive Adela cuando se casa. Luego en Orduña encontramos un colegio muy grande en el que hacen rodajes.Allí construimos la cárcel, las dos casas donde nacen, el piso de los años setenta y el laboratorio de 1992».

La última película de Julio Medem narra una historia de amor a lo largo de ocho décadas, de 1931 a 2021, en las que retrata el odio cainita de las dos Españas. Javier Rey y Ana Rujas protagonizan esta historia que el realizador comenzó a gestar hace más de tres lustros.

«Los escenarios construidos son como trajes a medida. En esta película queríamos conseguir una atmósfera unitaria, que no fuera un catálogo de décadas. Por ejemplo, en el piso de los setenta hay referencias de las décadas anteriores porque entonces los objetos se heredaban, duraban más. El gran reto era que toda la película respirara igual, no crear ocho burbujas independientes». En este filme, Sanz ha comandado un equipo de veinte personas entre atrezzo, decoración, auxiliares, diseñadores gráficos y dibujantes de concepto. Estos últimos crean sobre la pantalla, con las medidas exactas, las ideas esbozadas en el papel por Sanz.

Buen momento de rodajes

«Tenemos que ser fieles a la idea del director. Si habla de una familia de clase media, todo en la casa debe ir en consonancia, desde una taza hasta la lámpara, para que no se produzcan digresiones en el plano», explica la directora de arte de la serie 'Mentiras pasajeras'. «Ahora hay muchos rodajes en España, se produce mucho y vienen a rodar de fuera aquí, los técnicos son apreciados». Intercala proyectos cinematográficos y televisivos. «En las series tienes presente la línea editorial de la plataforma, hay más opiniones porque tienen creativos propios, show runners, y las cadenas controlan el acabado final».

En sus charlas y clases comprueba cómo cambia la forma de crear de los jóvenes. «En cuanto les propones una práctica ves cómo bullen, lo que son capaces de hacer con aplicaciones que ni yo conozco». Considera que «vivimos un buen momento para el audiovisual» que Castilla y León puede aprovechar. «Tenemos bonitas ciudades y parajes para rodar, solo falta la pata financiera, incentivos fiscales como los de País Vasco y Canarias, y la profesional, que haya más técnicos».