La pandemia hizo peligrar su estreno, que finalmente vio la luz el pasado mes de octubre en versión camerística. Por fin este domingo Tomás Martín estrenará con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León 'Cuatro escenas de la suite española para castañuelas. Castilla, Sevilla, ... Córdoba y Asturias', una orquestación de la obra de Albéniz a cargo de Flores Chaviano. Será en el Festival de Música Española de León. Las castañuelas vuelven a ser solistas tras 40 años, cuando Leonardo Balada compuso el concierto para este instrumento que en 1981 tenía a Lucero Tena como la virtuosa.
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Las castañuelas de Tomás Martín serán protagonistas durante 20 minutos para lo que el percusionista ha tocado seis horas diarias este verano. «Es una obra de muchos detalles, con base de flamenco, es complicada empastar con el resto de instrumentos», explica el solista.
Estará en el podio Jhoanna Sierralta, una directora venezolana con la que lleva preparando la obra desde hace meses, «aunque no es un instrumento que esté en su folclore». «Hacemos una versión lo más fiel al espíritu que quiso transmitir Albéniz». Utilizará tres pares de castañuelas en los cuatro movimientos. «En 'Castilla' y 'Sevilla' usaré las del número 5, las más pequeñas (5 centímetros de diámetro). Para 'Córdoba', el 6 que son un poco más grandes y 'Asturias', con el 7 porque pide más potencia y permiten más sonido». Están facturadas en granadillo negro africano, «la madera más dura y densa que hay. Es escasa y tiene que secar durante 25 años al menos, pero es la más resistente. Las de ébano son un poco más blandas, recomendables para tocar con piano, por ejemplo», cuenta Tomás a quien el compositor José Zárate está escribiendo una obra precisamente para piano y castañuelas. También María JoséCordero está componiéndole otra pieza, en este caso para castañuelas y orquesta de cámara.
Apenas tiene veinte segundos para cambiar de castañuelas entre escenas, «la dificultad radica en adecuarse al distinto tamaño y peso». A medida que avanza la obra, los nudos de las cuerdas de los dedos, que son corredizos, se aflojan. «Por eso yo hago nudos fijos. Luego está el tacto y el equilibrio, no pueden estar ni pegadas ni muy separadas, pues no producirían sonido.Deben mantener dos dedos de distancia».
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Tomás Martín toca girándose hacia sus compañeros como solista. La próxima semana vuelve a ocupar su sitio como percusionista al fondo, a celebrar «con ilusión los 30 años de la OSCyL en la que llevo 28». Catedrático del Conservatorio Superior de Salamanca ha logrado incluir la asignatura Ergonomía y prevenciones de lesiones musculoesqueléticas en la formación de los músicos profesionales. «Estoy contento porque sí me encuentro alumnos que me hacen caso», cuenta quien se preocupó de la prevención a raíz de una lesión en su codo que a punto estuvo de retirarle.
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