![Camela, durante su actuación este sábado en Valladolid.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/05/media/1445652781.jpg)
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La sala sinfónica del Centro Cultural Miguel Delibes se convirtió este sábado en la fiesta del barrio, en una discomovida, en la pista de los 'coches chocones' y también en un templo de escandalosa modernidad… porque Camela también gusta a los que fueron modernos hace 30 años. Un cuarto de siglo da para mucho y, en el caso de Camela, incluso para haber conquistado desde a los fans de Alaska hasta a los espectadores infantiles de 'Idol Kids'. Y todo, sin perder la lealtad de su público de siempre.
Es un público que baila 'tecno de la casa' mientras sufre por desamor o celebra toda una vida al lado de su primera 'churri'. En otras palabras: la fórmula de Camela sigue funcionando incluso, como ayer, pasando por taquilla y no por la contratación de un ayuntamiento para disfrute gratuito de la audiencia.
María Angeles Muñoz y Dioni Martín subieron al escenario del Delibes para dar un respiro al final del invierno a base de éxitos que suenan a fiesta callejera y discoteca de verano. Y algo así es lo que necesita una actualidad cargada de malas noticias y de hartazgo preventivo sanitario. Sobre el escenario, el dúo del barrio madrileño de San Cristobal de Los Ángeles se rodeó de cinco músicos al servicio, por supuesto, de teclados, bases electrónicas y guitarras con poderío.
En pleno 2022, ver a Camela en directo ya no es solo una simple opción de ocio pasajero. Si hubiera habido algún 'guiri' en la sala, se habría sorprendido de lo lejos que puede llegar nuestro querido producto local musical. La maquinaria de Camela es simple y popular en cuanto a estrofas, estribillos y en temáticas, pero tremendamente llamativa en la aplicación de arreglos 'mix' con toques 'eurobeat' y con otros caprichos surgidos de la época 'disco' mediterránea de finales de los 80 y primeros 90. Todo un ejercicio de exotismo del extrarradio que el gran público sigue celebrando y que, supone, la coronación de las primeras propuestas de Tijeritas o de Azúcar Moreno.
Canciones como 'Sueños inalcanzables', 'En el bolsillo de mi corazón' o 'Lágrimas de amor' levantaron al público de las butacas al primer 'beat', vertebrando una sucesión de éxitos que el grupo clasificó en dos tandas. En formato 'hit mix' (como se anuncia una buena casete de gasolinera) el dúo repasó los éxitos más antiguos de su carrera, sin dar mucha tregua a unas gradas ávidas de 'matrimoniadas' escénicas, exaltaciones al amor y al desengaño… y de guiños musicales tanto a Pimpinela como a los Pet Shop Boys más estoicos.
Durante las dos horas de concierto también hubo tiempo para temas más sensibles como 'La estación del querer', con un Dioni totalmente entregado a la voz. El cantante de Camela se tomó un respiro vocal y 'coreográfico' dejando a Ángeles cantando sola 'La estación del querer' a cajón y en formato acústico. Fue un preliminar para todo un fin de fiesta con temas como 'En el bolsillo de mi corazón' y 'Sueño contigo'.
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