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Cuidado que el público de Universijazz está acostumbrado a ver nombres históricos en su programación, como han sido, entre otros, los de Paquito D`Rivera, Buddy Miles o Chucho Valdés. Sin embargo, lo de este jueves por la noche con Arturo Sandoval fue algo realmente ... especial. Pudo ser por el retorno de toda una estrella tras dos años de pandemia, por la temperatura escénica y térmica o directamente porque en el escenario estaba nada más y nada menos que el mismísimo Arturo Sandoval. Independientemente del motivo, la noche de este jueves en Universijazz va a ser imposible de olvidar y de ello ya nos avisó el director artístico José Luis Gutiérrez en su presentación de rigor: «Arturo es un personaje estratosférico que sobrepasa el mundo del jazz y es un placer tenerle por primera vez en Universijazz».
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Arturo Sandoval pleno, exultante, y con buen carácter, apareció en escena después de la 'intro' protagonizada por seis músicos que, sin duda, renuevan la sangre del maestro y la del propio Latin-jazz contemporáneo. Durante todo el concierto se palpó la buena sintonía de Sandoval con esta nueva generación de músicos y eso es algo que ya declaró a El Norte desde Londres días antes del concierto: «Nos divertimos mucho tocando y la consecuencia de ello es que la gente se contagia con nosotros».
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Con esta premisa escénica, la noche se desarrolló con fuerza, además de con 'toque' e improvisación. Y es que el Arturo Sandoval del siglo XXI no merma en absoluto la energía con que conquistó el mundo en sus primeros tiempos, cuando apenas existía el funk o el beatbox. Claro que, lo que sí había era bebop y este jueves por la noche nos ofreció una magistral lección bromeando con sus alusiones a Charlie Parker o a su mentor Dizzy Gillespie.
Maestro de las baladas, Sandoval interpretó un mágico 'Smile' de Charlie Chaplin cantando la letra de Turner-Parsons y dejando para el saxofonista Michael Tucker buena parte del protagonismo. Los momentos de fusión más arrebatadores llegaron con su agitada versión de 'Manisero', con un Sandoval volcado en timbales y en un tono arrebatadamente festivo que se prolongaba, a cierre de esta edición.
Pocas veces ha habido un público tan conquistado en la prestigiosa historia del Universijazz.
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