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Lleva diez años fuera de España, la mayor parte del tiempo en Alemania donde fue para terminar su formación y comenzó su carrera profesional. Ha dirigido repertorio alemán con orquestas centroeuropeas y vuelve periódicamente para ocupar el podio de la Orquesta Nacional de España. Antonio ... Méndez (Mallorca, 1984) debuta esta semana lo hace con la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) en el Otoño Musical Soriano y volverá a Valladolid para dirigir el segundo concierto de esta temporada.
Estudiaba violín y piano cuando la potencia de la ‘Segunda’ de Mahler, dirigida por Simon Rattle en la televisión se hizo cambiar de opinión. Él también aspiraba al instrumento más grande, «es una obra que ha determinado a muchos directores, como al propio Rattle, según me dijo», cuenta este hombre delgado, reflexivo, tranquilo.
A Soria llevan la ‘Cuarta’, de Brahms, y el ‘Concierto nº27 para piano’, de Mozart. «Precisamente en esa sinfonía de Brahms hay un pasaje de cuerda lento que me hace añorar el violín, lo dejé a los 15 años y aunque no lo echo de menos, siempre que escucho ese pasaje lo siento.Dejé el piano más tarde, porque lo necesitaba para mis estudios. Ahora lo vivo desde el otro lado». En el concierto tendrá a su amigo Javier Perianes al piano. «Este verano estuvimos con la Sinfónica de Viena en Bregenz y esta semana le vi en Madrid. Todos los músicos queremos llegar a serlo para hacer música de cámara con nuestros amigos. Cuando hay una relación personal, se nota en el resultado, hay complicidad».
Su siguiente programa con la OSCyL será en el segundo concierto de la temporada. Dirigirá un programa «casi 100% alemán, Beethoven, Strauss y un estreno de Cristóbal Halffter, que aunque español, su formación y su manera de entender la música es alemana». El compositor madrileño ha dedicado a la OSCyL ‘Contrastes’. «Tenemos el reto de dar coherencia al programa».
Acostumbrado a dirigir a distintas orquestas en diferentes sitios, «mi carrera transcurre al 90% fuera de España y estoy acostumbrado a los cambios. Aunque no me paro a pensar en qué país dirijo y todo está muy internacionalizado, sí se nota la diferencia del sonido, de los horarios, del carácter. Por ejemplo, la OSCyL es muy flexible a nivel de sonido, muy moldeable y versátil». Pero ¿que capacidad tiene un director joven de moldear a una orquesta de 300 años, por ejemplo, en la que los músicos se sienten guardianes de un sonido histórico? «La tradición, esa historia de algunas orquestas, te da una manera definida de tocar que también puede ser buena, te puede ayudar. La ventaja de las orquestas más jóvenes es que no tienen ideas preconcebidas, te permite más libertad a la hora de proponer la interpretación de una obra. Por eso hay que aprovechar las cualidades de cada orquesta, jugar con ellas. La OSCyL es muy moldeable y eso nos permite trabajar su sonido y los colores dentro de una paleta muy grande».
Consciente del ritmo trepidante en la sociedad occidental, opta por «aprovechar lo que cada orquesta te da. Unas son más rápidas, otras tienen una gran disciplina, algunas tienen mucho tiempo para ensayar...». Sigue cambiando de orquesta tanto como de repertorio y siente que es el momento para ello. «Sí me veo capacitado para abordar una titularidad, me gustaría tener un proyecto a largo plazo, desarrollar el sonido de una orquesta. Me apetece y puede ser un buen momento pero no me corre prisa, es importante elegir el proyecto adecuado».
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