Amirilis Dueñas, en su última visita a Valladolid, en verano. Henar Sastre

Amarilis Dueñas: «'Soliloqvies' es un relato para violonchelo en tres capítulos»

La chelista vallisoletana dedica su primer disco, grabado en la capilla del Museo Nacional de Escultura, a Bach, Gabrielli y Dall'Abaco

Victoria M. Niño

Valladolid

Domingo, 27 de diciembre 2020, 09:47

No viene en Navidad, el virus que la mantiene en Colonia, donde estudia, la empujó a su primera grabación profesional en verano. Amarilis Dueñas (Valladolid, 1998) pasó en la casa familiar el confinamiento y el diseño de un programa concertístico la llevó a lo ... que hoy es el disco 'Soliloqvies'.

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«Es un relato para chelo en tres capítulos. La intimidad de las obras a solo unidas a la calidez y ese color mate pero redondo de las cuerdas de tripa. Es un relato que avanza, comenzando en un punto muy dramático, casi sin esperanza (do menor), hacia la luminosidad plena del epílogo (Sol mayor). Los capítulos están pensados de tal manera que este viaje individual interno se pueda percibir», explica esta chelista de pronta inclinación por la interpretación historicista que ha unido en su primer álbum a Bach, Gabrielli y Dall'Abaco.

«Grabar a Bach siempre es una responsabilidad. Sus suites de chelo son probablemente el repertorio más grabado y, por algunos, el más temido. Me he tirado a la piscina y estoy contenta por eso». Y es que en cada uno de esos tres capítulos se suceden un preludio de Bach, un ricercar de Gabrieli y un capricho de Dall'Abaco. «Es un recorrido por las obras para chelo solo del barroco. Se da la circunstancia de que tanto Gabrielli como Dall'Abaco fueron chelistas. Todo el disco está grabado con chelo barroco y dos arcos. Para Gabrielli utilizo un arco más temprano y la técnica palma-arriba, es decir que la mano mira hacia arriba al contrario que la técnica que se desarrolla después, en la que la mano mira hacia abajo». En cuanto a la relación de los tres, «representan tres países, Italia, Bélgica y Alemania. Gabrielli es el más arcaico y Dall'Abaco tiene un lenguaje muy barroco. Este segundo es el contrapunto de Bach, escribe muy caprichosamente, lo que quiere, es música muy desenfadada en cuanto a la estructura mientras que Bach tiene una gran preocupación por la forma. Por su parte, Bach sabía lo que hacer con el chelo, explota las capacidades técnicas y expresivas del instrumento». Los tres capítulos se cierran con un 'epílogo', transposición de un preludio de Bach para laúd.

El disco cuenta con una introducción al programa a cargo de musicóloga Inés Mogollón, que señala la sistematización de recursos musicales y emociones. «Son muchos los antecedentes, porque la expresión de las emociones ha sido siempre una de las prioridades de la música. Aureliano de Reome y San Agustín insisten en la gran capacidad de persuasión que tiene la música. En el Renacimiento surge el concepto de 'musica reservata', aquella que expresa vivamente las emociones del texto. Lo que aporta la teoría musical barroca es la sistematización: se ordenan y clasifican las emociones y los recursos retóricos que les corresponden. Las cualidades armónicas, melódicas y rítmicas de una partitura influían en el equilibrio humoral y podía provocar perturbaciones del ánimo».

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Amarilis, que nada en el XVII y el XVIII desde los 14 años, también abunda en la relación de su música con la emoción, antes del precursor romántico Beethoven. «Una palabra que define el barroco es afecto. En el primer barroco se define la teoría de los afectos, son los recursos retóricos dentro de la música para conseguir determinada sensación o sentimiento. Por ejemplo Telemann, coetáneo y amigo de Bach, hablaba más de movimientos 'affetuso' que de recursos retóricos en concreto. Esto se debe a que el uso de los afectos se interiorizó tanto en la composición que se dejó de mencionarlos. Por supuesto que la estética va evolucionando. Beethoven es heredero de esa fuente».

A esos recursos se van uniendo instrumentos protagonistas. Mogollón revisa el papel del chelo. «En el barroco alcanza la perfección como instrumento (gracias a Stradivarius, Maggini, Salò o Stainer) y pasa a tener voz propia, asciende de acompañante a solista gracias a la belleza de su voz». Amarilis, que ofreció un concierto con este programa, grabó en tres días el disco en la Capilla del Museo Nacional de Escultura. «Acabé encontrándome allí como en el paraíso. Trabajé con dos técnicos especialistas en antigua, Víctor Sordo y Sonia Gancedo, que me ayudaron mucho. Salí del confinamiento sabiendo cómo es una grabación». Mogollón valora la propuesta como «una celebración de la belleza del chelo barroco y una exploración de la sensibilidad del barroco. El disco es un viaje muy personal, muy difícil y muy valiente». El disco puede conseguirse en la web de Amarilis Dueñas.

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