Petit Pop llega al Teatro Cervantes con un show para toda la familia

«Los conciertos son como un concierto de pop normal donde incluso los niños hacen sus propios ‘pogos’ en plan punki», asegura Mar Álvarez, una de las componentes de la banda

roberto terne

Sábado, 6 de mayo 2017, 13:32

Corrían los años noventa. La nueva escena musical asturiana cobró tanto protagonismo que llegó a exportarse por todo el país bajo el fenómeno del Xixón Sound. Sin duda alguna, Asturias fue piedra angular de la fiebre indie de los noventa. Y grupos como Penélope Trip, Undershakers y posteriormente Pauline en la Playa destacaron dentro de todo este torrente de bandas. Años después de aquello, varios componentes de estas tres bandas se reúnen en Petit Pop, un grupo aparentemente para niños que también transmite la actitud naif de aquellos años. Este domingo celebran el día de la madre con toda la familia en el Teatro Cervantes de Valladolid. Mar Álvarez nos habla de una experiencia que ya va para siete años de trayectoria.

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-¿Cómo se pasa de la escena underground a la realización de un grupo para niños?

-Pues en nuestro caso ha sido todo de una manera muy natural. Desde hace años estamos rodeados de nuestros propios niños y también de los de los demás. El grupo surgió casi de carambola porque en los festivales nos solían pedir cosas para niños. Comenzamos a componer y a crear con ese concepto y así salió.

-¿Tras Petit Pop se capta que hay músicos curtidos de la escena independiente de los noventa?

-(risas) Bueno algo se nos notará. Lo que si mantenemos es mucha complicidad con los niños y jugamos mucho con el sentido del humor. Esto último es algo que captan también los padres porque echamos mano de la ironía y hacemos un guiño a la locura que es tener y criar peques. Los conciertos son como un concierto de pop normal donde incluso los niños hacen sus propios pogos en plan punki. Es muy divertido.

-Pero supongo que no tirarán solo de aquellas etiquetas de la época como el noise-pop o el clásico garage de Undershakers

-Claro, claro. Aquí hay un abanico bien amplio. Reggae, ska, rock and roll e incluso folk.

-¿Y si algún niño les pide reagetón?

-Ahí ponemos una buena barricada. Nosotros les llevamos solo por el buen camino. Además mira, tenemos una escuela de música que se llama Sonidópolis. En ella intentamos que aprendan a tocar, hacer música, montar un grupo de rock Cuando hablamos del reggaetón es para que todos nos riamos de él. Nada más.

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-¿Con qué se quedan de aquellos primeros años de lo que finalmente ha consolidado la escena independiente?

-Yo creo que nos quedamos con todo. Buenos recuerdos tenemos de Valladolid cuanto tocamos en Subterfugio ¡Parece que nos íbamos a comer el mundo! Está claro que la música cambió nuestras vidas. Y de hecho se convirtió en nuestro estilo de vida. Nos enseñó una manera de entenderlo todo desde un enfoque independiente. Y esa llama sigue encendida en todos nosotros. Seguimos con ese toque romántico porque está claro que si fuera por dinero (risas)

-¿Su presente les estimula tanto como lo fue su pasado reciente?

-Claro que sí. Para mí el enlace con la música es mi hijo de siete años. Los niños y la música que hacemos es lo que alimentan nuestra vida cotidiana. Y nuestra Academia de Música nos conecta con esta generación de peques. Por otra parte, mantenemos otros proyectos musicales. Como ves, la música sigue siendo nuestro eje.

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