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Victoria M. Niño
Jueves, 3 de noviembre 2016, 12:31
La Residencia de Estudiantes fue un semillero tan multidisciplinar que hasta hubo músicos. Si la Generación del 27 se reunió en torno a Góngora, el Grupo de los Ocho, compositores coetáneos de los poetas, miraron al Siglo de Oro también y se quedaron con el instrumento rey, la vihuela, en su versión moderna, la guitarra. Juan Gris y Picasso dibujaron sus curvas rectas, cuando el cubismo estaba en boga, Lorca dedicó varios poemas al polifemo de oro y Falla auspició la composición de obras para este instrumento.
El guitarrista Samuel Diz bucea desde hace tiempo en este mundo y ha acabado grabando la música que aquellos compositores escribieron. Buena parte de esas partituras permanecían inéditas. Impresiones y paisajes como el primer libro de Lorca (Periférica) es el disco que recoge obras de Rosita García Ascot, Salvador Bacarisse, Rodolfo Halffter, Manuel de Falla, Juan José Mantecón, Regino Sainz de la Maza, Roberto Gerhard y Ángel Barrios, además de una composición contemporánea y las canciones populares españolas recopiladas por Lorca (El café de chinitas, Los cuatro muleros, Anda jaleo, La Tarara y Las tres hojas).
El puente entre dos artes
Lorca es el puente entre literatos y músicos. «Estudiaba música, pero en su casa no estaban muy conformes, preferían que estudiara algo serio como Derecho. Tuvo la mala suerte de que su mentor, su maestro Antonio Segura, muriera en 1916. Cuando publica su primer libro, que es un cuaderno de viaje por el norte de España que narra un periplo universitario que hace con el profesor Martín Domínguez Beruete, se lo dedica a Segura», explica Diz.
El texto está lleno de referencias musicales. Ese viaje le trae por la actual Castilla y León (Salamanca, Ávila, Palencia, Burgos, León) y por Galicia. En esa ruta se enmarcan los conciertos de Diz. Sobre Palencia Federico escribe a su familia: «Yo pasé mi día en Palencia, fijarse bien... en ¡Palencia...! Es una cosa rarísima... Después visitamos la basílica de Baños hecha por el rey Recesvinto y que es la iglesia más antigua de España». En esa ciudad tocó Samuel Diz el día 2, en la Casa Junco. El día 24, en Astorga (Museo romano) y el 25, en León (Teatro Albéitar).
«Ese primer libro evidencia su inquietud musical, Lorca escucha cada paisaje, el ritmo del atardecer, el sonido de las campanas, es un texto lleno de melodías en prosa», explica Diz. En su faceta musicológica, comenzó a interesarse por la música de principios de siglo a través del compositor gallego Jesús Bal y Gay (1905-1993). «Él sigue el patrón de todos ellos, vivió en la residencia de Estudiantes, luego se exilia en México. En 2011 recuperé un tema inédito suyo para guitarra y a través de la vinculación de su esposa Rosita García Ascot con Lorca fui profundizando en este grupo de amigos que escribieron mucho repertorio para guitarra que permanece inédito».
La guitarra se convierte en el nexo entre «lo erudito y lo popular. Es un instrumento que sirve para todo y se renueva el interés por ella en ese momento, llegando al clímax cuando en 1936 se encuentra una vihuela original en París. No se tenían referencias más que literarias de la homóloga barroca». La recuperación histórica de las seis cuerdas lleva a estos jóvenes compositores a escribir para el virtuoso burgalés Regino Sainz de la Maza. Este instrumentista, junto al compositor Antonio José, son las dos figuras castellanas del momento musical.
Conexión flamenca
«Parejo al grupo de la Residencia, en Madrid, surge otro en Cataluña, con Robert Gerhard como figura internacional. Como generación se queda en germen ya que la Guerra Civil trunca su evolución». La estética que caracteriza al grupo es «neoclásica, estudian el pasado para crear un nuevo presente». Si los poetas de la Generación del 27 miran a Juan Ramón Jiménez como maestro, «Falla ocupará ese lugar para los compositores del Grupo de los Ocho. Será él quien conecte lo popular, lo erudito y el flamenco. Cuando vuelve de triunfar en París y Londres, se instala en Granada y allí conoce a Lorca. Ambos fundan el Certamen de Cante Jondo en 1922».
Samuel Diz (Tui, 1986) ha compartido concierto con lorquistas como Ian Gibson y Christopher Maurer. «Los escuchas hablar y te acaba enganchando, es un tema atrapante. Pero creo que el próximo trabajo escaparé un poco de ese influjo». A los guitarristas barberos dedicará su próximo estudio. «Es una figura muy popular desde el sigloXVI en Galicia. Aveces también tenían otro oficio, el de sacamuelas. Luego se populariza y en el romanticismo alcanza su máximo exponente con El barbero de Sevilla. Al inicio del siglo XX vuelvo a tener documentación de ellos en Galicia. La barbería como lugar de tertulia y música fue un tema al que llegué por casualidad y ha tenido su causalidad». Este músico se formó con un maestro coreano, que vivió desde la infancia en España. Por eso no confía demasiado en la relación entre nacionalidad y virtuosismo musical. «Se acuñó el término guitarra española en el barroco y hacía referencia a un estilo, a una sonoridad. Yesa se puede lograr sintiendo y experimentado, se sea de donde se sea».
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