Zander se dirige al público del Miguel Delibes.

«El éxito se mide en la cantidad de ojos brillantes que logras en tu entorno»

El director Benjamin Zander ofrece una conferencia sobre 'El arte de la posibilidad' en el Miguel Delibes

Victoria M. Niño

Miércoles, 22 de junio 2016, 13:25

Conferenciante matutino, director vespertino. Benjamin Zander lució su batuta dialéctica en la sala de cámara del Miguel Delibes para explicar su filosofía vital y de trabajo. Recogida en el libro El arte de lo posible, él no está muy de acuerdo con la traducción e incide en la posibilidad porque «lo posible alude a una intervención más política que personal». Zander heredó la reacción proactiva ante la adversidad de su padre, un judío alemán emigrado a Gran Bretaña. En su campo de refugiados, unas 2.000 personas concentradas, «montó una universidad con 40 lecciones semanales, sin ningún material».

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Su divorcio con Rose, terapeuta y coautora del citado libro, se ha reconvertido «en una excelente relación de compañeros»; su trabajo perdido en el New England Conservatory, «en una orquesta de jóvenes músicos que han sido formados en la teoría de la posibilidad». Esta suerte de forma de estar ante el mundo en la que todos son parte que contribuye a un todo, en el que la tradicional jerarquía no vale, no descarga de ninguna responsabilidad porque todos son iguales, todos tienen una misión, se basa en una disciplina colaborativa, en el compromiso de todos. «Si no estamos alerta, si no buscamos soluciones creativas a los problemas, la frustración, los celos, la presión, se adueñan de nosotros. Así no se puede construir nada bueno».

Su construcción es musical. Se sentó al piano para demostrar lo que Beethoven escribió, «una pesadilla para los intérpretes por la cantidad de notas y la velocidad». Como jefe de los músicos, como director, se debe a ellos y la partitura. «Yo no produzco ningún sonido, pero debo de tener la habilidad de desarrollar su potencial, el poder está en la gente no en el líder, y este debe provocarlo, hacerlo salir». Ha roto las barreras entre podio y atriles, ha logrado que sus jóvenes músicos (entre 12 y 21 años)sean independientes y con sentido de grupo a la vez. Musicalmente, tiene que saber transmitir la idea del compositor y que los intérpretes den lo mejor de sí. «Si lo logro, lo veré en el público. El éxito se mide en la cantidad de ojos brillantes que consigo con la música, con esta conferencia».

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