Dos expertos en hacer deberes

Hicieron una prueba de doce horas de conversación, un tácito contrato en prácticas, y encajaron bien. «Es que lloro mucho», dijo ella. «Ya veremos cómo solucionamos eso», dijo él. Durante meses Julio Martínez y Angelines Porres quedaron para hablar. Ahora, con el libro resultante entre las manos, celebran lo «mucho que nos hemos reído». Se han gustado tanto que planean seguir como pareja de charla. Este jueves presentaronn junto a Paz Altés Música y vida: Una conversación con Angelines Porres (Editorial Fuente de la Fama) en el Patio Herreriano.

Es el tercero de una colección «en defensa de la política», dice Julio, «se trata de encontrar las virtudes públicas en las biografías privadas. Ese camino lo emprendí con Jesús Quijano y con Manolo González». Angelines es la tercera, la primera mujer, la primera del PP. «Me dijo un cargo del PP amigo a ver cuándo sacas a uno de los nuestros, a uno que no sea rojo. Lo decía en broma pero me dio qué pensar». Luego se encontraron en un Premio Café Compás y Martínez, como buen editor, intuyó el libro. «Para mí Angelines encarna la ejemplaridad, la austeridad y la dedicación. Vive el cargo público al estilo de la tradición americana, como un servicio. Me atraía el valor del esfuerzo en su vida y que venía del dolor, un sitio que me interesa».

En seguida ella puntualiza. «No es esfuerzo, creo que no me he tenido que esforzar nunca. El único esfuerzo es seguir viviendo sin Elena (su hija). Impresiona decir que los jueves cogía un tren a las cuatro de la madrugada, cinco horas para llegar a Madrid, recibir mi clase con López Arenosa y volver corriendo a dar clase en el Conservatorio. Aquello era una necesidad no un esfuerzo. Ella me enseñó a enseñar, mi gran pasión». Se estrenó como maestra en Retuerta, siempre y ya allí la música fue su aliada. Julio interviene, «quería ser un libro sobre política, pero enseguida me di cuenta de que el corazón era la música». El guion del entrevistador fue reconduciéndose a medida que hablaban. «La verdadera conversación te lleva por caminos que no estaban marcado en su origen», apunta el editor. La infancia era importante. «Las personas deben tener de todo; infancia, formación, oficio. Ahora muchos políticos carecen de formación», dice Julio. Angelines recuerda sus inicios en la política, «venía de dirigir un conservatorio con 90 personas y cuando hablaba con mis compañeros políticos preguntaba que qué hacían, de qué sabían. Muchas veces era frustrante, hay quien no sabe salir de la política, incluso teniendo oficio».

El ministro que no la leyó

Angelines Porres reconoce que ha gozado de mucha suerte, que siempre ha tenido una persona que la ha guiado; «oposité al conservatorio por DonPedro Aizpurúa, a su dirección por Pedro Zuloaga fue un honor, he trabajado muy bien con León de la Riva, pero a mi aire, nunca fui su persona de confianza, también he tenido una buena relación con Juan Vicente Herrera». Precisamente a él le entregó su discurso de ingreso en la Academia de la Purísima, una cerrada defensa de la enseñanza musical, para que lo diera a Wert. «Nos mirábamos mucho en el hemiciclo, le inquiría con el gesto y Herrera me negaba con la cabeza, creo que nunca lo leyó el ministro. No me canso de decir lo necesaria y beneficiosa que es la música en la formación, pero no me hace caso». Quien se matriculó de tres asignatura de Derecho cuando le nombraron teniente de alcalde, «luego me di cuenta de que aprendía más con Javier», es según Julio Martínez «una mujer diligente, acostumbrada, como yo, a hacer muchos deberes». Angelines tenía reparo a exponerse, al principio, pero «es que Julio sabe escuchar muy bien y se conforma con lo que le dices, no hurga. Me gustó cómo escribía lo que decía y es algo que me parece útil en la labor de la música». Ambos mantienen sus «ganas de hablar. Vivimos un momento muy interesante en el que la política va a desarrollarse fuera de los partidos. Hará falta gente con experiencia como Angelines», sentencia Martínez.