Victoria M. Niño
Martes, 2 de febrero 2016, 12:36
En casa de su abuela había una guitarra que fue el juguete de su infancia. «No sabía hablar y ya la tocaba». Desde entonces Rodrigo Nefthalí vive unido al instrumento, como concertista y profesor en Morelia. Este domingo el guitarrista mexicano presentó los temas de su último disco, Capricho catalán, en el auditorio Azarbe de Zaratán.
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«Hace algunos años hice una estancia en Barcelona de dos años y medio (estudió en la ESMUC). Me brindó mucho conocimiento sobre la música e hice amigos y relaciones personales muy bellas. Este disco surge con intención de agradecer su amistad a los que me rodearon en esa etapa», explica Nefthalí. Las obras elegidas son mayoritariamente de compositores catalanes. «Se llama Capricho catalán, por la pieza de Albéniz de ese mismo nombre, que a su vez ha sido mi caprichoso porque fue compuesta para orquesta pero yo la he transcrito para guitarra». Le completan obras de Mompou, Emilio Pujol, Miguel Llovet y Fernando Sor. «Es un recorrido desde la época de transición del romanticismo hasta la primera mitad del sigloXX, con Mompou». Tan caprichoso es el disco que ha decidido publicárselo él de forma independiente, «me siento mejor siendo el duelo del material».
Pegado a la guitarra desde pequeño, pero a la vez «soy un gran admirador de todos los instrumentos. Si en casa de la abuela hubiera habido un violín o un chelo hoy sería violinista o chelista». La guitarra clásica cruzó el Atlántico con Tárrega, Pujol y Andrés Segovia, entre otros y «sus alumnos la extendieron por México y Cuba. En la actualidad ha ganado un sello particular allá con guitarristas y compositores como Leo Brower o Manuel M. Ponce. Latinoamérica ha adoptado la guitarra desde lo más profundo». Considera que su instrumento pasa por un buen momento, «compositores de todo el mundo escriben para la guitarra, quizá demasiados. hay quien escribe para ella con un lenguaje rebuscado, sofisticado, deconstruyendo el sonido original».
A su labor como solista sinfónico y sus recitales en solitario, se une la música de cámara. «Estoy con un proyecto de jazz, el Ojo del perro azul el ensemble se llama así por un cuento de García Márquez. Yeste verano estrenamos disco y gira un cuarteto de cuerda, el José White, con guitarra, que la toco yo. Tenemos la sede en Aguascalientes y es un grupo medio mexicano-medio cubano».
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