Roberto terne
Sábado, 2 de mayo 2015, 11:49
Que el asturiano está posiblemente en su mejor momento de popularidad es algo palpable a decir por los resultados de anoche en la Feria de Valladolid. Arranque de gira, entradas agotadas, cinco mil personas primero fuera y después dentro de la Feria de Valladolid con todo lo que ello conlleva. Y eso es estímulos a flor de piel por parte de unos fans de muy diferentes edades que durante todo el día ya ocupaban la periferia del recinto. Especialmente la Avenida Vicente Mordes que en las últimas horas previas a la apertura ya tomó forma de Fenómeno Fan, Nivel Leyenda. De hecho los seguidores de Melendi entraron al recinto como quien perseguía a Ringo en A Hard Days Night.Y es que el objetivo era pillar primera fila a pesar de que no hubiera peligro ninguno de perderla.
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El Pabellón de la Feria tuvo espacio generoso para albergar a Melendi, a sus fans y sobre todo al montaje que el asturiano se trae en esta gira. Despliegue técnico de primerísimo nivel que en cierto modo materializa el momento álgido por el que atraviesa un artista que se esfuerza en madurar su sonido.
Porque esto último, madurez, es algo que defiende en su séptimo trabajo Un alumno más con el que está defendiendo su actual gira. Y sí; hay madurez en cuanto a desarrollo de creaciones. Pero solo la suficiente como para seguir conectando con un público formado por jóvenes, adultos y niños encantados de encontrarse con el Melendi campechano y de barrio de toda la vida. Aún no es momento para pasarse definitivamente a la musica ligera.
Precisamente arrancó el concierto con Tú de Elvis yo de Marilyn, tema de este último disco cuya letra ya se la conocía el público al dedillo a decir por el efecto Karaoke que se materializó desde el primer acorde. De camisa blanca, corbata y vaquero negro Melendi llenaba el escenario no solo con su empatía sino también con una banda formada por 8 músicos. Tres guitarras, un bajo, una corista, un teclado, un batería y él mismo conforman una familia numerosa capaz de desarrollar los temas de una manera limpia, contenida y al servicio siempre de su labia musical. Labia que por cierto, entre canción y canción navega como pez en el agua entre los dos rombos si es que todavía alguien se acuerda de ellos. En otras palabras: «Que tienes niños entre el público, Melendi..».
De cualquier manera, la noche tuvo de todo. Por supuesto, Un alumno más fue invocado gracias a temas como El amor es un arte o Tocado y hundido. Pero evidentemente, no faltaron los viejos tiempos de Un violinista en el tejado, Mi primer beso o las épocas callejeras de Calle La Pantomima.
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