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Javier Aguiar
Jueves, 9 de abril 2015, 20:39
«La idea es montarla parda, tocar hasta que surja la chispa del arte, eso que unos llaman duende y otros, feeling». Lo dice José Luis Gutiérrez, saxofonista vallisoletano y alma máter del Festival de Jazz de Castilla y León, en cuyo marco ha querido programar este reencuentro con uno de los maestros del jazz español, Jorge Pardo.
Hace ahora once años que juntos tocaron en el extinto Universijazz en una temporada en la que unieron sus músicas en más de veinte conciertos por toda España y en algún bolo europeo. Ahora Gutiérrez ha visto llegado el momento de «recuperar aquellas sensaciones» y ha invitado a su amigo, que vive un momento dulce tras obtener el premio al mejor músico europeo del género por su último trabajo, Huellas, que el pasado noviembre presentó en el Festival de Palencia.
En aquel lejano 2004 el batería que les acompañaba, Tommy Caggianni, dijo algo muy similar: «Tratamos de sentir y crear. Cuando esto ocurre se despierta todo». Ambos músicos han evolucionado mucho en este tiempo, cada cual en su camino artístico y de investigación, y mañana darán rienda suelta a todo ese bagaje sobre el escenario del LAVA (20:30 horas y entradas a 11 euros).
Dos o tres temas del citado Huellas, algún desbarre por bulerías y un tango de nombre La solución compuesto por el vallisoletano son las únicas certezas de un programa que incluirá piezas de los dos saxofonistas «algunas grabadas y otras, no» pero que deambulará por los derroteros de sendos estilos tan personales con el único objetivo de «conseguir que se despierte algo excepcional».
«Aunque también habrá temas conocidos, sobre todo se trata de juntar dos formas de sentir personales», explica Gutiérrez, para quien tocar con Pardo «es una aventura emocionante, un reto muy bonito y una gran responsabilidad».
Para el músico madrileño no tiene más que elogios. «Es un ejemplo como persona y como artista», asegura y, añade, «sobre el escenario siempre deja espacios de luz para que pueda crecer tu propia planta». Y continúa: «Me interesa especialmente su camino porque es muy personal. Lo difícil en el jazz es tener una voz propia, ser original, y él es el máximo exponente en España. Tiene una quietud y un saber estar sorprendentes, es algo realmente especial. Todo lo que sucede con él es verdad».
Respecto a Huellas, el galardonado trabajo de Pardo que tendrá una muestra en el concierto de mañana en la sala Concha Velasco, señala que «es un paso más adelante en la evolución de su flamenco, a nivel sonoro, tímbrico. Son, como todas las suyas, composiciones muy sofisticadas que siempre tienen un regalito sorpresivo».
Flamenco
Aunque la evolución musical no haya seguido la línea de fusión flamenca que su colega inició desde sus primeras colaboraciones con Paco de Lucía, José Luis Gutiérrez no se siente lejano a ese género. «El flamenco es algo muy cercano a la música que yo he escuchado», explica quien se dice seguidor de «las músicas tradicionales españolas». «Me encanta desde siempre, Paco (De Lucía), Camarón, La Niña de los Peines y todos los grandes, con los que Jorge ha tocado». De todas maneras, aclara por si a alguien le quedan dudas, «en el escenario con Jorge es muy fácil entenderse».
Pardo, que estos días anda de concierto en concierto por Nicaragua, ya dijo a El Norte hace unos meses que «una de las cosas más bonitas de la música es compartirla, crearla sin límites pero que tenga su raíz y su enganche con la tierra». Pardo y Gutiérrez, dos búsquedas y una verdad: la música.
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