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Maika Makovski.
«El formato acústico me permite transformar las canciones para que sigan creciendo»

«El formato acústico me permite transformar las canciones para que sigan creciendo»

La intérprete participa en el ciclo Delibes+Acústico este viernes junto al contrabajista Ximo Clemente

Victoria M. Niño

Jueves, 26 de marzo 2015, 13:12

Juega con los instrumentos, con la voz. Escribe letras que recita, canta, susurra, también las usa para rasgar el silencio. Maika Makovski (Palma de Mallorca, 1983), hija de andaluza y macedonio, clausura mañana el ciclo Delibes+Acústico de marzo. En algunos temas la acompañará Ximo Clemente, contrabajista de la Sinfónica de Castilla y León. «El contrabajo es un instrumento que intenté aprender a tocar», dice quien se acompaña de piano y guitarra.

¿Viene la Makovski del disco Thanks you for the boots?

Tocaré una recopilación de canciones que han perdurado en el tiempo para mí y las tocaré en su estado más primigenio, tal como se escribieron. Ese formato me da mucha libertad para, además de tocar, hacer que sigan creciendo. Al no estar sujeta a una banda que deba a la estructura y los vicios de tocar las canciones juntos más veces, soy muy libre de transformarlas.

Se dice más luminosa ahora que en sus primeros discos ¿por qué?

Quizá los discos son ciclos, también responden a los de la vida. Después de pasar años haciendo música más oscura y explorando áreas más tormentosas y difíciles llegó el momento en que se disparó algo en mi cerebro y necesité casi todo lo contrario. Al final no soy tan extremista, en lo más oscuro hay luz y en lo luminoso hay oscuridad. El último disco se cantaba desde la luz.

Frecuenta los escenarios desde niña, ¿cómo aprendió a hacer suyos los instrumentos y la música?

Tengo un saber que parte de la suerte de un padre músico y era como si ese rol estuviera escrito para mí. Era una posibilidad dedicarme a ello, y requería menos rebeldía de mí que de otros compañeros que se tuvieron que plantar en sus casas para ser músicos. Hay una base musical pero lo que aprendí en esa primera etapa me lo he pasado por el forro y, por supuesto, el aprendizaje no cesa, sobre todo cuando eres tú mismo el responsable de mantenerte estimulado continuamente.

¿Cómo compone, qué llega antes la música o la letra?

Como llevo tanto tiempo haciéndolo, ya compongo de todas las maneras posibles. Para mí lo importante es no aburrirme. A veces, tocando cuatro acordes me sugieren una ruta o un punto de vista. Otras escribo algo y veo que tiene ritmo, que puede funcionar con música detrás.

Es una isleña anclada en el puerto de Barcelona, ¿su viaje antes de establecerse fue vital o musical?

Me cuesta verlo con claridad. Tampoco sé muy bien qué estaría haciendo en la música si no hubiera vivido en otros lugares y experimentado esas emociones. Creo que me ha dado oxígeno, algo vital para mí porque si no me estimula lo que toco no soy capaz de hacerlo, deja de tener sentido. Me gusta el verbo tocar en inglés, play, porque tiene el doble sentido de interpretar y jugar con el instrumento.

¿Compone desde el piano, instrumento orquesta, o desde la intimidad más limitada de la guitarra?

Va por ciclos. Ahora escribo más con guitarra y hace cuatro años que no lo hacía, porque el piano se convirtió en mi instrumento de cabecera. El piano tiene más posibilidades, puede serlo todo. Pero sí, me parece que he vuelto con la guitarra por la necesidad de ir hacia lo pequeño, a lo sencillo, hacia lo interno, al menos eso me parece. Tengo que ver hacia donde va el viaje.

¿Cuáles son sus referentes en la literatura y en la música?

Soy muy ecléctica. Mi música también. Me gusta desde el folk macedonio hasta el garage o la música clásica. Cada vez más escucho la música sin ojos y sin nombres. En literatura, por ejemplo, trabajar con textos de Edgar Allan Poe fue un regalazo, ya era afín a él antes. Después me gustan tantas cosas, desde Fitzgerald, Fante, la literatura balcánica, Conrad...

¿Es también actriz o la convirtió Calixto Bieito?

Fue Bieito cien por cien, aunque he de decir que de pequeña estaba loca por el teatro. Llegué a escribir dos obritas, mi madre sí hizo teatro de joven. Luego lo olvidé, me centré en la música. Más tarde llegó el momento de que él me ofreciera algo tan maravilloso que no hubo duda. Eso sí, después de hacer la banda sonora de Forests (galardonada con un MAX). No pierdo nunca de vista que no soy actriz y sí intento ser música.

También hace la ilustración de las portadas de algunos de sus discos ¿le tienta la pintura?

Hubo un momento en que dudé si dedicarme a la pintura o la música. Después me dejé hacer y la música ganó por goleada.Estas portadas son la manera de calmar esa otra parte que es apasionada por la pintura.

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