Victoria M. Niño
Jueves, 22 de enero 2015, 17:26
Masaaki Suzuki (Kobe, 1954), experto en Bach, cambia de vez en cuando el paso, como esta semana que dirige a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Programa entre el clasicismo y el romanticismo para descansar «del más difícil», el cantor de Leipzig. Vuelve al Miguel Delibes, donde estuvo la pasada primavera con su Bach Collegium Japan.
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«Es un programa bien equilibrado, entre dos obras románticas de Mendelssohn y Beethoven, la 'Sinfonía concertante' de Mozart. Es una de mis favoritas, por el diálogo entre el violín y la viola, por el precioso 'Andante'», explica el clavecinista formado con Ton Koopman. Abrirá el concierto 'Las Hébridas', una obertura conocida también como la Gruta de Fingal (en la isla de Staffa). Compuesta en 1830, es una descripción en dos piezas del paisaje escocés. «La 'Segunda' de Beethoven no la he dirigido mucho. El 'scherzo' nos recuerda un poco a su 'novena'. Tiene rupturas y silencios en las frases que beben del barroco. En realidad, los recursos retóricos tanto de Beethoven como de Mozart no están tan lejos del barroco. Se basan en principios compositivos distintos, pero los recursos expresivos evocan a Bach y están presentes hasta la mitad del XIX».
Suzuki disfruta de poder bucear en el mundo de Bach y tomar aire en otras músicas. Con su formación y coro historicistas abordaron hace 20 años la grabación de las cantatas de Bach. «Entonces me dijeron que estaba loco, que eso me llevaría décadas y que nadie nos ayudaría. En esto último tuvieron razón, no hemos tenido sponsors fuera de una pequeña ayuda del gobierno. Pero a pesar de todas las dificultades, no solo las económicas, entonces me costaba encontrar buenos intérpretes de instrumentos barrocos específicos, por poner un ejemplo, aquí estamos. Nos quedan algunos trabajos seculares de Bach. Acabamos de sacar el 'Réquiem' de Mozart y haremos Händel y canciones sacras de Mendelssohn».
«Mejor una fe, que nada»
A pesar de la crisis económica en España, «seguimos viniendo. Volvemos el próximo año, creo que la gente sigue necesitando la música. Nosotros debemos seguir haciendo lo que podamos. La gente necesita a Bach y quizá eso nos ha ayudado a sobrevivir», dice este protestante calvinista. Su dedicación a la música sacra quiere ir más allá de la liturgia, «debemos continuar la tradición de la música sacra como profesionales. Personalmente creo que tener una fe es mejor que no tenerla. En mi país oficialmente la mayoría de la población es budista y sintoísta, pero no es verdad. La mayor parte de los japoneses creen en el dinero y el poder político, ese es el dios imperante».
Los solistas de la sinfonía de Mozart, 'concertante para violín y viola', serán Alina Ibragimova (Rusia, 1985) que sustituye a Viviane Hagner, quien por prescripción médica no ha podido viajar y David Quiggle, el violista canadiense que trabaja en España desde 1992. Quiggle presentó la pasada temporada el espectáculo 'Synergy' en el Auditorio Miguel Delibes, en el que trabajó la sección de cuerda de la OSCyL y Lisarco Danza. Su diálogo se extiende por tres movimientos en la 'sonata' de Mozart, al igual que el de la orquesta por la de Beethoven ya que carece de minueto.
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