Victoria M. Niño
Jueves, 2 de octubre 2014, 12:07
Qué hace un valenciano dando vueltas a un piano? Buscar la embocadura». El chiste lo cuenta un músico de Riola, pueblo cercano a Cullera, que lleva en Valladolid desde 1983. Miguel Oller toca la trompeta, «porque en mi casa hubiera sido herejía no hacerlo», aunque le enganchó pronto. Miembro de la Orquesta Ciudad de Valladolid, aprendió con Luis Remartínez, su titular, que había que tocar siempre, no suspender ningún concierto.
Publicidad
«Tenía razón, fue la forma de hacer pedagogía. Una vez íbamos a salir al escenario y solo había una persona en el patio de butacas. Remartínez dijo que teníamos que tocar aunque solo fuera un movimiento de la sinfonía programada por deferencia. Al terminar el 4º y saludar, había cinco o seis personas. Así que tocamos el 3º y creció el público hasta casi la treintena. En el bis abordamos el 2º. Creo que ha sido la única vez que hemos tocado una sinfonía al revés. De aquella persona a las 1.714 butacas llenas del Miguel Delibes se ve la cosecha de la siembra. Teníamos que tocar para que lo de hoy fuera posible», recuerda Miguel Oller que ha gozado de la conquista de público en plural con la Sinfónica de Castilla y León. «Este es el trabajo que hemos hecho».
Desde pequeño su vida está ligada a la música, había mucha en casa. «Todo el mundo sopla en Valencia, siendo de allí ¿quién no acaba en una banda?», se pregunta. «Acompañé a mi padre desde los siete años y luego entré yo. La gran impronta de la banda es que aprendes a conjuntar, a escuchar y no pisar a los demás. Cuando el solo es del otro, callas. Cada uno sabía tocar en su nivel, pero esto era sagrado y esto es lo que no te enseñan en la carrera, donde se aprende técnica e interpretación individual».
Del Conservatorio de Valencia y los bolos de adolescencia, «antes de los 18 ya había hecho todos los que me tocaban: procesiones de Semana Santa, Fallas, Moros y Cristianos...», a la Filarmónica de Gran Canaria. «En Las Palmas me aficioné a la ópera, el espectáculo total. Disfruto mucho cuando hacemos alguna ópera en versión concierto», dice con un acento propio de quien ha abandonado Valencia hace meses aunque lleva aquí tres décadas. «Es que en el trabajo estoy rodeado de valencianos, así que nos hablamos en valenciano». Una isla no dejaba de ser una isla, a 3.500 kilómetros de casa, y prefirió reducirlos y aprovechar el boom de las sinfónicas peninsulares. Por «probar» vino y tras aprobar se quedó en la Sinfónica de Castilla y León.
«Allí donde hay guerra, hay trompetas. En Nueva Orleans se tocan en los funerales y en Europa en cada batalla». Pero para cuando Oller comenzó a soplar la suya, la trompeta había ganado su expresión melódica gracias a los tres pistones con los que abarca dos octavas y media. «En el clasicismo la trompeta era ritmo, como el timbal. Tónica y dominante y tira palante. Así que en las partituras de Mozart, Haydn o Bach, es mejor que el director ni te mire. Cuanto menos te vea mejor, a lo sumo te da la entrada con un gesto de asco». Sin embargo los postrománticos Mahler, Bruckner, Strauss, Shostakovich proveyeron al instrumento de «un repertorio más lucido. La trompeta es capaz de ser estruendosa y dulce, pero su lado más reconocido es el forte».
Publicidad
Rossini y los banqueros
Reconoce que un músico debe pasar unos años obsesionado con el instrumento; la emisión, la colocación, pero luego es útil saber lo que rodea la música. «Hay que conocer el tiempo de Shostakovich para entender su sufrimiento, el de Mozart que es pura elegancia o de dónde nace la energía de Beethoven. Esos saberes revierten luego en lo que tocas. Pero igual que los pájaros no saben de ornitología, porque ellos son la ornitología, una cosa es hacer la música y otra el saber de ella». Miguel recuerda que le preguntaban a Rossini por qué en sus fiestas había tantos banqueros y él contestaba; «para hablar de música, los músicos hablan de dinero».
Es uno de los activistas del área socioeducativa, desde conciertos a bebés, escolares, en la cárcel o donde le lleve la música. «Hay que atraer a los niños, facilitar el acceso, pero nuestra misión no es llevar la música al público sino al revés. Tendemos puentes, abonos de proximidad, ofertas de entradas, facilitamos el camino, pero es usted el que debe venir a la música». Celebra la conquista material y musical de la OSCyL, tras años de tener camerinos en sacristías, mala iluminación o inadecuada temperatura. «Hemos tocado en sitios en los que la reverberación hacía que el sonido volviera a los tres días de emitirlo. Sin embargo ahora tocamos donde ensayamos, que es importante, y hay un buen auditorio casi en cada ciudad de la comunidad».
Publicidad
Quien fuera vecino del Júcar, a cuyo rumor acomodó sus escalas, no se acostumbra al frío de la meseta que hace tiritar hasta a la trompeta se desafina con los cambios de temperatura. «Los tópicos se dejan confirmar por la experiencia, pero no desmentir. Durante años he vivido en el mismo edificio de Valladolid sin saber cómo se llama nadie. Claro que si logras mantener una conversación, será de Palencia. Es lo contrario a lo que pasa en Valencia». Sin embargo el interior le abrió el apetito por la historia. «Caminas por esta ciudad y ves dónde nació Felipe IIy el lugar de la coronación de Felipe III. O los castillos, que en mi tierra son de frontera, están medio derruidos, y aquí están enteros. Me interesa eso de vosotros, esa parte de la historia de la comunidad que es la de España. Creo que ya me sé mejor Castilla y León que Valencia». Aquí nació su hija Lorena, que continúa la tradición musical familiar, en su caso vocal. Entre los historiadores, le fascinan las biografías de Manuel Fernández Álvarez. Está encontrando una segunda vida, manual, alejada de la trompeta, en la fisioterapia. De los masajes a la osteopatía, Miguel Oller sigue aprendiendo. Se desmarca de la sección valenciana de la OSCyL en el arte de la paella: «Igual que se disfruta en un concierto sin hacer música, a mí me gusta comer paella sin cocinarla».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.