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Antoni Ros Marbà, en el Auditorio Miguel Delibes, antes del ensayo.
Su réquiem favorito

Su réquiem favorito

Frühbeck de Burgos programó el concierto de la OSCyL que dirigirá Ros Marbá, convertido en homenaje ‘in memoriam’

Victoria M. Niño

Viernes, 19 de septiembre 2014, 13:27

Era su réquiem favorito, el de Brahms, y lo programó para el concierto que mañana sábado iba a dirigir en su ciudad. Rafael Frühbeck de Burgos, la batuta española más internacional, moría el pasado junio. Dirigirá otro maestro veterano, Antoni Ros Marbà, quien es muy consciente de los «emblemático»de la cita; un concierto homenaje in memoriam con un programa tan adecuado que podría decirse casi premonitorio. Ni el de Mozart, ni el de Verdi, Un réquiem alemán, escrito por Brahms tras la muerte de su madre y de su amigo, Schumann.

«No podía ser más emblemática la obra para este homenaje a un director de una gran proyección», dice Ros Marbà (LHospitalet de Llobregat, 1937), que dirigió a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León hace años, «antes de la remodelación del Calderón, cuando el teatro tenía una acústica buena, que la remodelación estropeó».

Este réquiem, que inspiró el cuento de Borges del mismo nombre (Deutsches Réquiem), es para Marbà «una de las obra sinfónico-corales de todos los tiempos, genuinamente germana por los textos, que no tiene que ver con el réquiem latino. Brahms elige unos textos que salen de la profundidad de la Biblia». Director mediterráneo, se siente frente a la música alemana como muchos de sus colegas: «no hay que olvidar que a los grandes compositores alemanes les han dirigido muy bien directores no alemanes. Pienso en Celibidache o Solti, por poner dos ejemplos».

Con el Orfeón Pamplonés

En este viaje le acompaña el Orfeón Pamplonés, con el que ya hizo la obra en 1977 y con el que ha estado en Pamplona ensayando al comienzo de semana. Como solistas, la soprano Raquel Lojendio, voz canaria formada en el Liceo, y Roman Trekel, barítono alemán.

Antoni Ros Marbà ha estado a cargo de orquestas nacionales, como la ONE o la de RTVE, y locales, como la Real Philarmonía de Galicia o la Ciudad de Barcelona. Ha visto cómo España dejaba de ser un erial sinfónico, asistiendo al nacimiento de dos docenas de orquestas, pero sobre todo ha seguido desde la docencia la formación de nuevas generaciones en las que se suma «tradición y empirismo, que se han sabido formar también fuera».

Sigue vinculado a la Escuela Reina Sofía, donde mantiene encuentros con los alumnos de orquesta. «Preparamos obras y damos conciertos. Para el estudio y el ensayo siempre tiene que haber una finalidad, mostrarlo al público».

Desde hace unos años siente la huella de la crisis en la cultura. «Nos ha hecho polvo, y con el 21% de IVA, más todavía. Esto hace un daño incalculable. En un país floreciente de talentos artísticos, no solo en la música donde soy más beligerante, sino en todos los aspectos de la cultura, no queda más que el vuelo rasante, es difícil mantener eso».

Quien ayudó a Serrat en algunas canciones, no ha dejado de escribir su música «aunque la composición necesita de una concentración y una tranquilidad que no es fácil lograr».

Ahora está escribiendo una ópera, «que espero acabar para finales de 2016. Llevo un tercio de la obra». El libreto, en inglés, es de Anthony Madigan, «un hombre casi renacentista, es músico y estudió Fenomenología de la música en Cambridge».

El protagonista es Walter Benjamin, el filósofo alemán que se suicidó en una pensión de Portbou. «La ópera comienza en esa habitación, tras pasar clandestinamente la frontera. Allí hay un memorial pero no está enterrado. Tiene cierta conexión con Cataluña». El libreto toma ese punto de partida para echar una mirada retrospectiva a la Europa de los años 30 y 40. «Benjamin es un personaje con una vida muy ajetreada e intensa. Viajó mucho, tuvo problemas económicos, mantuvo relaciones con personalidades judías que sufrían la misma persecución que él, como Hannah Arendt o Bertolt Brecht. No se puede hacer filosofía a través del escenario, una ópera es un espectáculo, pero con Walter pasaba que nadie de su época le entendía». Ros Marbà espera poder estrenarla en el Liceo, «esperemos que haya terminado la crisis». Y si se le pregunta por su comunidad, «está revuelta, habrá que ver qué pasa».

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