Victoria M. Niño
Lunes, 15 de septiembre 2014, 10:09
Por los azares que han rodeado al disco, por el momento que atraviesa la sociedad española y porque así lo ha querido el público, el décimotercer disco de estudio de Celtas Cortos se llama Contratiempos. En sus doce temas abundan en sus letras la denuncia de un status quo en infinita degeneración y en su música, suman al ADN folk-rock algún soplo clásico y hiphopero.
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Por primera vez han trabajado con una formación sinfónica, la Banda del Conservatorio de Valladolid, que dirige su amigo Diego Cebrián, y esperan poderlo hacer con formaciones similares allá donde vayan en la gira. La primera prueba será el 3 de octubre en Soria, donde tocarán con la banda de la ciudad. Contratiempos no tendrá una presentación oficial en Valladolid aunque el 31 de octubre podrán escucharse sus temas en el Festival Solidario a favor de Aspaym en la Feria de Muestras. Los Celtas comparten cartel con Ska-P, Nach y Lujuria.
Sumando directos, recopilatorios y discos de estudio, este cd hace el número veinte de su cuarto de siglo oficial. Pero ni la veteranía ni el nombre les ha allanado el escarpado camino que vive el sector musical. «El título también responde al proceso que ha seguido la grabación», explica Cifuentes, antes de salir el pasado jueves hacia Zaragoza en su actual gira.
¿Y de qué está hecho este disco? «Dentro de que no existe nada nuevo bajo el sol, los últimos años hemos vivido una agudización de la crisis con unas cifras de paro insólitas, la aplicación de los recortes, los desahucios. Tengo la sensación de que ha pasado el caballo de Atila por encima de la ciudadanía, que vive un momento de anomia y depresión social, como si no hubiera salida», explica la voz de los mismos Celtas que grabaron hace tiempo otro disco titulado Salida de emergencia. En Contratiempos proponen «subidones» de ánimo a través de la música, como la muñeira Bueu.
Orquestando su repertorio
«En cuanto a carga social, diría que un 70% del disco describe el momento actual en este sentido, es afilado. Sobre la música, no hay muchas novedades a nuestros ingredientes actuales, salvo la colaboración con la banda sinfónica. Es la primera vez que lo hacemos y nos ha gustado mucho, le da un volumen, una sonoridad de carácter épico».
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Esta colaboración pretende repetirse allá donde toquen. Por otra parte, está en marcha su proyecto de hacer una versión sinfónica de su repertorio, que comenzó Alberto Martín, violinista de formación clásica, y que han acabado delegando «porque la orquestación de tantas canciones es un trabajo de chinos».
Aterrizan en el mundo sinfónico, tras un viaje en el que han ido sumando influencias. «Vienen de forma natural, lo que hemos ido encontrando. Nuestras claves de inicio fueron la celta y el rock, pero luego, según soplaba el viento, según hemos tenido contacto con la música latina, el flamenco, después abrimos los oídos al sonido techo y todo lo que procede del ordenador. Hoy no hay músico que no tenga en casa un ordenador y un pequeño estudio. Todo lo que entra por el corazón permite en música combinaciones infinitas».
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A los cuatro jinetes de Celtas Jesús Cifuentes, Goyo Yeves, Óscar García y Alberto Martín, se añaden otros clásicos como José Sendino (Guitarra) y Diego Martín (batería). Su amigo el acordeonista y flautista gallego Antón Dávila además de tocar con ellos, ha compuesto el tema instrumental Bueu, que ya han probado en algún directo.
Escaparate digital
Han cantado a distintas crisis, satirizado a los diferentes colores políticos dominantes en los últimos lustros y la banda de las Delicias también ha vivido el tobogán del negocio discográfico. «Hemos contemplado el apogeo de la industria y cómo se ha visto envuelta luego en la crisis por el desarrollo del mundo digital. La industria se empeñó en mantener el ritmo de grandes beneficios, no hay que olvidar que el disco nunca fue barato, y no se anticipó a lo que venía, entregándose a estrategias vampíricas. Como no se venden discos, quiere aprovecharse de los cachés de tal forma que se llevan un tanto por ciento como si fuera promotores. Esto ha degenerado y ha hecho que muchos grupos opten por otras maneras de trabajar buscando su independencia. Ahora las redes sociales son para nosotros un escaparate que antes no teníamos y eso te permite controlar un poco más tu proyecto, aunque nada es fácil. Sacar una idea adelante es complicado», aclara el letrista que dice sentir grande el nombre de escritor aunque lo haga habitualmente. A partir de mañana, Contratiempos estará en la calle.
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