Katie Melua, con una desus guitarras en San Benito.

Cuando la música flota

Katia Melua prolongó la calidad del programa de San Benito de Valladolid

roberto terne

Lunes, 21 de julio 2014, 09:22

Que estamos en el verano en el que mejor calidad musical se ha programado en las ciudad desde años es algo evidente. Como constancia queda una pasada semana de exultante taquilla gracias al Universijazz después de las jornadas con Luz Casal, Vicente Amigo o Raimundo Amador. Y anoche, que era jornada complicada por aquello del éxodo y del retorno dominical veraniego, tampoco se bajó el listón. Katie Melua protagonizó una noche de gran belleza musical en el entorno de San Benito. Una lástima que lo hiciera ante un aforo ocupado a la mitad. El considerable precio en medio de tanta oferta artística tendrá algo que ver en una artista que aún está en su viaje de ida...

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La joven artista británica de origen georgiano desarrolló un concierto pleno de armonía, elegancia, destacada puesta escénica y sobre todo, gusto. No se esperaba menos de una artista cuya voz y formación está comprometida con los registros del jazz y del soul de vieja escuela. Se ha forjado una carrera con criterio. Quizás algunas compañeras de su generación de nuestra escena patria podrían tomar nota. Harían un favor a su carrera.

Durante más de hora y media, Kate expuso ante el público un repertorio basado a partes iguales en su incipiente carrera discográfica y en sus canciones favoritas de otros artistas. Y en este sentido cabe destacar un buena selección.

De la guitarra al piano

Hubo de todo un poco en cuanto a la cosecha ajena. Y aunque la autoría iba de clásicos (con todos sus riesgos) lo cierto es que los resultados estuvieron a la altura. Comenzó, nada más y nada menos que tirando de Shirley Bassey con Diamonds are forever.

Lo hizo ella sola a la guitarra para después sentarse al piano para interpretar Piece by piece. La banda se subió con ella sacando de la chistera a Mamas & The Papas y su For the one I Love.

Fue el primer momento de plenitud colectiva en una noche caprichosa también en picos y en perfiles. Además de exhibir una preciosa voz de registros medios y graves, Katie expuso una nutrida colección de guitarras dejando así también patente su gusto con las seis cuerdas. En la segunda mitad del programa destacó The cry of the lone wolf como uno de los momentos más preciosos y sentidos de la noche.

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Los momentos de más popularidad llegarían con las versiones que hizo de In my secret life, de Cohen, y Bridge over troubled waters, de Simon & Garfunkel. Evidentemente Nine million bicycles fue uno de los temas más aplaudidos por parte de un público tan exigente como conquistado. I cried for you y Kozmic blues, de Janis Joplin, sirvieron para cerrar una noche en la que Kate Melua ha dejado constancia de una carrera que se prevé duradera y estimulante.

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