Javier Aguiar
Miércoles, 11 de junio 2014, 11:05
Forma parte de Vetusta Morla desde sus inicios allá por los últimos noventa cuando los seis colegas de Tres Cantos no soñaban si quiera con dedicarse profesionalmente a la música, menos aun en convertirse en el grupo de moda y girar por España y América. Recién terminado su último trabajo, La deriva, lo presentarán este sábado junto con temas de sus dos discos anteriores en la Feria de Muestras de Valladolid.
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¿Qué vais a tocar en Valladolid y qué esperáis del concierto?
Bueno pues lo que haremos será algo similar a lo que estamos haciendo durante toda la gira, presentar al completo La deriva (su último disco) y luego estamos introduciendo también canciones de los discos anteriores, muchas de ellas readaptadas para la ocasión, porque hemos intentado también que las canciones antiguas respiren un poco de una manera similar a como lo hacen las del disco nuevo. Valladolid es una ciudad recurrente para nosotros, hemos tocado en varias salas, y tenemos mucha ilusión por volver.
¿Cómo ha evolucionado vuestra música desde Un lugar en el mundo y cómo readaptáis los temas?
Quizás La deriva es un disco más directo, más urgente, más frontal y hemos querido adaptarlas porque las canciones de Un lugar en el mundo eran más atmosféricas, sobre todo a nivel de producción, más etérea, y había más medios tiempos también. Con las canciones de Mapas también hemos hecho variaciones porque así evitas que, a fuerza de tocarlas, acabemos haciendo siempre lo mismo, mecanizándolas y haciendo que pierdan un poco de valor o de frescura. Hemos hecho versiones de todo tipo, acústicas, con la orquesta... y nos parece muy interesante. De hecho, el repertorio de la gira es el que más coherencia tiene de los que hemos hecho y el que mejor funciona, son casi dos horas de concierto y se pasa volando.
¿Os encontráis especialmente a gusto en el directo o preferís la tranquilidad del estudio?
Los dos formatos son igualmente necesarios y excitantes para nosotros. Cada uno en lo suyo, son fórmulas distintas. El estudio tiene más que ver con el alumbramiento de las canciones, la puesta de largo, el ir descubriéndolas poco a poco. Te permite tener un control mayor sobre el sonido, a nivel de producción es muy interesante. En el directo tienes todo lo contrario, la urgencia, la inmediatez y la fuerza y la sensación de que estás viviendo algo irrepetible pero que no puedes parar para volver a pensarlo. Quizás el directo sea por lo que más nos conoce la gente, porque hacemos muchos y porque tenemos una relación muy cercana con el público.
La música se comparte mejor así..
Sí, por supuesto, al final cuando haces una canción surge de una necesidad, de unas ganas de sacar algo que llevas dentro, de plasmarlo, pero en el momento que decides tocarla en directo o grabarla en un disco pues tiene que ver con la comunicación y con la necesidad de compartirla. Las canciones, en el momento en el que las compartes pasan a ser de todos y dejan de ser de uno. Se convierten en artefactos de mil interpretaciones, de múltiples puntos de vista. Al final lo que hacemos tiene que ver con la música y la cultura popular, con lo oral y algo que se va repitiendo y multiplicando. Ahora por suerte tenemos sistemas de grabación y reproducción que la llevan a mucha gente. Llega de otra manera pero yo creo que el concepto es el mismo que ha habido durante siglos.
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¿Con Internet el directo será el futuro de este negocio?
Este debate es muy largo y bastante complejo. El directo en los últimos años ha tirado de la industria discográfica, no solo por la piratería, sino por otras muchas causas. La industria discográfica ha abusado de sus fórmulas y de su manera de entender el mercado de una manera tan grande que al final ha pasado un poco como lo que pasó con la burbuja inmobiliaria, ha reventado y no solo porque exista la posibilidad de copiar un CD o de compartir música por Internet. Sí que es verdad que la música en directo se ha convertido sobre todo para los músicos y para las bandas en el principal sustento. También vivimos un momento muy complicado no solo porque lo que está pasando en España sino porque se están poniendo muchas trabas para que esta industria tire para adelante. Lo del IVA ha sido una barbaridad y se está cargando a mucha gente que estaba sacando la cabeza y empezaba a vivir de esto.
¿Cómo se plasma en vuestras letras la situación que vive el país?
Yo creo que es imposible mantenerte al margen de lo que sucede en tu entorno, la realidad probablemente es nuestra musa más fiel. Ahora quizás de una manera más evidente, porque lo que está sucediendo nos afecta a todos de una manera muy directa, pero yo creo que como creador, o como escritor de canciones, al final te debes en gran parte a tus coordenadas históricas. Hay muy poca gente que sea tan genio que pueda abstraerse de lo que sucede y crear cosas que valgan la pena. En ese sentido sí queremos hacer algo sincero y que tenga que ver con lo que sucede en nuestras cabezas y en nuestro entorno. Nos parecía lo más honesto.
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Vuestra cadencia creativa parece haberse establecido en los tres años.
Digamos que los discos oficiales de estudio han salido cada tres años. Las giras duran uno año y medio o dos y tenemos un año para preparar el siguiente. Pero lo cierto, si bien es verdad que este es el tercer disco de estudio, al final es casi el quinto, porque entre Mapas y La deriva hemos tenido la suerte de trabajar formatos distintos que nos han llevado a proyectos muy interesantes, como el disco que hicimos con la Orquesta Sinfónica de Lorca para ayudar a recuperar el conservatorio o la banda sonora del videojuego Los ríos de Alice.
¿Os sentís a gusto en el traje de indies?
Las etiquetas no vienen de uno, las suelen poner la gente de fuera para encasillar u organizar un poco el panorama. Nunca nos hemos sentido ni indies ni no indies, nos hemos sentido independientes en el sentido de que somos un grupo que no tiene contrato con nadie, no tiene discográfica y que todo lo que hace lo decide en colectividad y de forma autónoma.
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¿Hasta el punto de negar que tengáis influencias?
No que va... lo que pasa es que no somos un grupo que tenga una deuda directa con ningún estilo. Venimos de mundos muy distintos y, aunque evidentemente no partes de la nada, intentamos que todo tenga una pátina propia y que suene a Vetusta Morla. Y creo que lo vamos consiguiendo. Este disco tiene un sonido y una unidad más clara.
¿Cómo convivís con el éxito?
Pues mirándolo de reojo, porque es algo que muchas veces no depende de lo que haces, sino que es arbitrario o injusto. Intentamos convivir más con nuestro trabajo y nuestra manera de pensar que con lo que se habla de nosotros. Si el éxito es algo que te permite seguir viviendo de la música, pues bienvenido sea.
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