SAMUEL REGUEIRA
Lunes, 4 de junio 2018, 09:00
Dentro de los nuevos referentes del feminismo divulgados, esencialmente, a través de Internet, el personaje desenfadado, mordaz y demoledor de tabúes Lola Vendetta es uno de los más reconocibles por jóvenes que se han visto obligadas a no enfrentar funciones del cuerpo tan naturales como ... la menstruación y emociones tan propias como el desengaño o la opresión y que, creyéndose en soledad ante su situación, han encontrado en Internet historias, frases y artículos reconocibles, que apelan directamente a cuanto están viviendo. Por otra parte, con la consolidación del movimiento feminista se intenta reinstaurar una masculinidad más inclinada a la escucha activa y a expresarse desde la bondad, mediante reacciones distintas a la rabia. Con estas cartas sobre la mesa se desarrolló ayer un diálogo a varias voces entre la autora de Lola Vendetta, Raquel Riba; el antropólogo responsable de 'Nuevos hombres buenos', Ritxar Bacete, y la profesora titular Marina Sáenz, en un acto que también contó con la presencia de Victoria Soto, concejala de Igualdad en el Ayuntamiento de Valladolid.
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A propósito de las líneas de trabajo más urgentes que ha de ocupar la lucha por la igualdad, Sáenz y Riba coincidieron en la educación: «No podemos perder las próximas generaciones, y por suerte hay un desplazamiento en la visibilizacion de los referentes que rigen esta sociedad y que crean ese estatus de conciencia política», explicó Sáenz aludiendo al éxito de Lola Vendetta. «También resulta necesario educar a las mujeres en el dinero; hay una desigualdad enorme en eso, y cuando en una situación de maltrato la mujer termina sola y pobre se dice mucho sobre la parte psicológica, pero se evita hablar sobre la económica», valoró Riba.
Bacete puso el foco en la construcción de la desigualdad, y apeló a que los hombres se adhirieran a «un compromiso público y privado contra la violencia de género». Para él, hoy persiste una disonancia cognitiva entre quien afirma estar a favor de la igualdad pero reserva su masculinidad más primigenia en sus grupos de Whatsapp. «Pese a todo, una mayoría desea llegar a nuevos pactos de convivencia, y el feminismo debe asignarles los roles que les corresponden», aportó Sáenz. «Es una historia de opresión que arrastra mucho dolor, habrá que dar un tiempo», zanjó Riba.
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