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Biólogo ligado a la Estación de Doñana que dirigió, Miguel Delibes de Castro sigue allí desde su casa de Sevilla. La respuesta de las ... nutrias al vertido de Aznalcóllar y la dispersión de semillas por roedores y carnívoros ocupan sus días. También un libro de divulgación, una respuesta debida a su padre.
–¿La reclusión humana permite la libertad de los animales?
–Sí, pero soy escéptico y me endafan un poco los vídeos que envía la gente. Muchos fueron grabados antes del confinamiento. No es raro ver a los pavos reales al rededor del Campo Grande un domingo antes de las diez, cuando no hay ruido ni gente. Hace dos años hubo un corzo en el cementerio y en la plaza de la Universidad. No es tan extraño.
–¿Se ensancha la naturaleza?
–A corto plazo supondrá que se ensancha un poco. Habrá más atropellos porque los animales que estén criando ahora se acostumbrarán a ese poco tráfico que crecerá en agosto, por ejemplo. En Venecia está el agua más limpia y en las costas no hay motos acuáticas, eso es bueno para los animales.
–¿Esta situación dejará alguna huella en la vida animal?
–En especies de vida corta, como insectos o ratones sí se noratá, habrá más ratones. Pero en las que viven 10 o 15 años, esto no deja huella.
–Como medioambientalista, ¿cree que aprenderemos algo?
–Me gustaría pensar que vamos a salir con ideas nuevas, que este será un toque de atención y una oportunidad para aprender a vivir de otra manera. Lo difícil es casar este vivir con menos y la economía. Ese es el desafío desde hace tiempo, vivir de una manera más doméstica. Este experimento obligado nos ha demostrado que podemos sobrevivir y vivir felices sin necesidad de pasar el fin de semana a 2.000 km.
–La sostenibilidad había entrado en la agenda política, ¿será un espejismo?
–Planteado como objetivo a alcanzar y si los políticos toman conciencia hará que la sociedad lo tenga presente es positivo. Pensando en objetivo conseguido, no. No indica que estemos mejor, nos falta transitar hacia la sostenibilidad y querer hacerlo. El semiconfinamiento al que vamos nos hace más sostenibles que como vivíamos antes pero, claro, ese consumir menos repercute en el PIB, en el empleo. Este desafío de vivir con menos implica a economistas, científicos, sociólogos...
–¿Qué le parece que en el comité de expertos que asesora al Gobierno en la pandemia no haya un veterinario?
–Me hace ilusión que esté el ecólogo cordobés Pedro Jordano, mi amigo. Sería razonable que hubiera veterinarios pero el punto de vista del ecólogo podrá ampliar las miras.
–¿Se ha deslucido el año Delibes?
–Es una pena porque habrá actos que se suspendan, otros se pospondrán. La exposición de la Biblioteca Nacional estará menos tiempo, quizá se pueda abrir en otoño. Lo siento porque hay gente que ha trabajado mucho pero hay males mayores.
–¿Qué hubiera dicho su padre de una situación así?
–Era un pesimista tal que al final de su vida decía que iba a ver el fin del mundo, conoció la crisis de 2009. Si hubiera visto esto hubiera dicho que era el final. Se hubiera rebelado, querría salir con la excusa de que si no, se moría. Intento escribir un libro de divulgación en defensa de la biodiversidad. En el que hicimos juntos él decía que era más importante el cambio climático que la desaparición de especies. Yo defendía lo contrario y esta será la explicación que hubiera querido darle.
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