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Las máscaras más famosas de la cultura: de 'Spiderman' a 'La casa de papel'

Las máscaras más famosas de la cultura: de 'Spiderman' a 'La casa de papel'

El arte, el activismo, los ritos y todas las culturas desde el Paleolítico han recurrido a las caretas por su poder para alterarla identidad de quien las lleva

Martes, 1 de marzo 2022, 00:53

Nuestro mundo «no puede entenderse sin máscaras y enmascarados, y menos aún en el momento actual, en el que una pandemia nos ha obligado a vivir detrás de ellas», se dice en la presentación de la muestra 'La máscara nunca miente', exposición ideada por Servando Rocha y Jordi Costa que puede verse en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Es un recorrido por la universalidad y la polisemia de estas piezas, por su poder transformador y por su uso en el arte, el activismo y la iniciación. Porque estos objetos, en efecto, están presentes en cualquier cultura. Y desde sus más remotos orígenes.

¿Desde cuándo nos enmascaramos? En la cueva francesa de Trois Frères, un santuario prehistórico decorado con más de 1.300 figuras grabadas y pintadas, hay dos individuos que parecen disfrazados, con rasgos de bisonte uno, de reno el otro. Sin saber qué son realmente, han sido interpretados como 'chamanes'. Son quizá las representaciones de enmascarados más antiguas que se conservan, aunque el origen de las máscaras parece ser mucho más remoto.

Desde la etnología y la antropología se apunta que hay que remontarse hasta el momento en que los seres humanos empiezan a tener conciencia de sí mismos, identidad propia. «La máscara nace con los ritos, con la necesidad del hombre de relacionarse con la divinidad», asegura José Luis Alonso Ponga, profesor de Antropología en la Universidad de Valladolid, quien recuerda que además el disfraz –al principio vinculado sobre todo con los animales– contribuye a «reforzar el parentesco, la idea de tribu, de grupo social». «Porque también es importante la mirada de los otros», explica Noemí Villaverde, autora del libro 'Una antropóloga en la Luna' (Oberón). «No era tanto la mirada individual, la propia, sino lo que los otros veían del individuo». La máscara altera la capacidad de reconocer al sujeto al ocultar su rostro. Afecta a «la singularidad de la persona». El origen de estas prendas faciales fue ritual. «Cuando alguien se ponía una máscara era una transformación completa. Si se ponía una máscara de un puma, era ese puma, dejabas de ser el individuo de antes».

La careta se convierte en un elemento de regulación y cohesión social, que se usa en momentos importantes.«Por ejemplo, en ritos funerarios o iniciaciones». También en las cofradías de Semana Santa. Y en las fiestas, como en los carnavales tradicionales, en las que la máscara no tiene el aspecto puramente lúdico que ahora se da al disfrazarnos –hoy mismo, martes de Carnaval, sin ir más lejos–, «y que aparece muy posteriormente». Las fiestas «son también una forma de reafirmación y de regulación, se trata también de que no haya demasiado caos. Cuando te pones una máscara, simbolizas al pueblo, al grupo».

El uso de estas piezas pasó de lo sagrado a lo práctico. Al ocultar la identidad individual, permiten escudarse en el anonimato, como medida de protección en situaciones de peligro, pero también como recurso para ejercer el mal impunemente, como en el caso, por ejemplo, del Ku Klux Klan y sus capuchas.

Y por último está la máscara que protege físicamente. Como las antigás o las mascarillas para frenar el coronavirus. De hecho, uno de los modelos de la máscara veneciana ('Dottore Peste', de ojos de cristal y larga nariz)era usada por los médicos para no soportar el hedor de los muertos y evitar contagiarse durante la peste de 1575 a 1577.

¿Se ha perdido su sentido sagrado o mágico original? Se mantiene en varias culturas. «Hace poco me escribieron unos profesores de a Escuela Nacional de Antropología e Historia de México –cuenta Villaverde–. En un proyecto, pidieron a artesanos mascareros de diversos grupos étnicos que realizaran cada uno una máscara que simbolizara al coronavirus.Ante el retraso de algunos, les preguntaron qué pasaba. La respuesta fue que, para poder hacer la máscara del virus, tenían que soñar con él y verlo, y todavía no lo habían hecho».

Yla máscara ha saltado, claro, a la cultura popular. Hay caretas que se han hecho famosas gracias a las películas y series de televisión. Está el 'ghostface' de 'Scream', el tapacaras de hockey de Jason (en 'Viernes 13'), la daliliana de 'La casa de papel' o el bozal de Hannibal Lecter en 'El silencio de los corderos'. La máscara o el antifaz es un clásico del cómic y los superhéroes (desde Spiderman a Batman). Su iconografía es clave en la saga de 'Star wars'. También se cubrió el rostro Russell Crowe en 'Gladiator' e incluso hay películas que lo llevan en el título, como 'La máscara' (con Jim Carrey)y 'El hombre de la máscara de hierro' (con Leonardo di Caprio).

La máscara como seudónimo se ha cultivado en la literatura, da lugar al juego de la adivinación en el programa de televisión 'Mask Singer' y no se entiende la lucha libre mexicana sin ella. Su vinculación cultural, sin embargo, hay que buscarla mucho antes. Ya en el teatro griego la máscara era fundamental para meterse en la piel de otras personas. «Que por cierto, 'persona' era el nombre que se le daba a las máscaras en esos teatros griegos», apunta Villaverde. Y Alonso Ponga añade que este era el modo, a través de la máscara, para representar personajes (como dioses)que no tenían una manifestación física concreta.

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