Luis Zahera: «No juzgo a los personajes. Disfruto igual un pederasta que un electricista»

Zahera se considera un actor esencialmente dramático, pero reivindica su faceta humorística como «una labor terapéutica». «Siempre he tenido devoción por la comedia, y mi país está muy necesitado de ella, igual que el resto del mundo. Nuestra obligación como actores es ser un poco terapéuticos», explica.

Según recordó ayer, la idea del monólogo 'Chungo', en el que «Luis Zahera se ríe de Luis Zahera», surgió en 2008, tras la crisis de Lehman Brothers. Pero el mundo no ha mejorado demasiado desde entonces, de modo que sigue vigente. «Tras aquello vino la pandemia, la guerra, una recesión mundial… Decir que el estado de ánimo de nuestra sociedad está bajo es una obviedad».

«Nunca como ahora había percibido tanto agradecimiento en el público por que le hagas reír y olvidarse por un rato de sus problemas», asegura. «Te piden autógrafos, selfis… una locura». De todas formas, admite que los monologuistas de la tele «somos un poco tramposos, porque la tele te ayuda mucho».

Zahera se resiste a dar importancia a su papel en 'As bestas' y coloca todo el mérito en el lado del director. «Para mí es una película más, que yo interpreté como si fuera un western. Pero tengo la suerte de ser un 'chico Sorogoyen', como otros son 'chicos Almodóvar', y Sorogoyen en un genio del cine, el Alfred Hitchcock del cine negro español. Todo el mérito es suyo».

«Estoy alucinando con las reacciones que me comenta el público: que si es el malo más malo que he interpretado nunca, que si es una historia de amor entre hermanos, que si la clave está en cómo refleja las movidas eólicas… Yo estaba haciendo un papel de malo más. Lo que piensa el público se me va de las manos. Yo no juzgo lo que hago», explica el actor gallego. No obstante, reconoce que la película 'As bestas', que ha obtenido 17 nominaciones a los Goya, «nos está dando muchas alegrías».

Zahera no lamenta el encasillamiento en personajes 'chungos' que le ha deparado su ejercicio profesional, y sobre el que justamente se ríe en su monólogo «para bajarme los humos». «Me gusta mi trabajo y me da un poco igual hacer un papel u otro. Supongo que cuando tenga canas a lo mejor me ven de otra manera y me ofertan otras cosas. Pero, ahora, si me ofrecen un pederasta o un electricista, los disfruto lo mismo. No juzgo a los personajes». Por lo mismo tampoco tiene anhelo de un posible cambio de registro. «Mi único anhelo es trabajar y seguir disfrutando de este juego, que es un poco como cuando eras niño e imaginabas que te perseguían los dragones».

Volver a ser el niño que fue es para el protagonista de 'As bestas' una de las claves del oficio de actor. «Hay un componente infantil en la interpretación. Cuando yo actúo, buceo en el niño que era yo, en mi capacidad de creerme cualquier cosa. En cierto modo me gustaría que, cuando interpreto, la gente volviera a sentirse como cuando creía en los Reyes Magos; que la gente viera a los Reyes Magos». Un papel éste el de rey mago que todavía no ha interpretado «y no quiero pensar en cuál me darían», bromea.