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Escribió 'Operación Kazán' (Espasa) cuando nadie podía imaginar que Vladimir Putin invadiría Ucrania. Sin embargo, la primera novela del periodista Vicente Vallés promete muchas claves para entender lo que está ocurriendo. La razón es que Vallés -que vendrá el miércoles a Valladolid a presentar su ... libro- lleva al menos seis años preocupado por el resurgir de la nueva guerra fría, el enfrentamiento entre Rusia y Occidente. A este asunto dedica su último libro de ficción, pero ya era central en su anterior ensayo, 'El rastro de los rusos muertos', un trabajo de investigación periodística en el que documentaba la política soviética y rusa de envenenamientos y asesinatos encubiertos.
El género elegido para su incursión en la ficción ha sido la novela de espías, género al que Vallés es muy aficionado y que sufrió un declinar con la caída del imperio soviético. «Es un género que nunca desapareció del todo, pero cuando se hundió la URSS parecía que ya no había material para seguir y, de hecho, los grandes autores derivaron sus tramas hacia el terrorismo islamista», explica el autor de 'Operación Kazán'. «Ahora, con el renacer de la guerra fría se va a relanzar el género», opina.
La crítica ha valorado su manejo del suspense y el juego con los tiempos narrativos, virtudes que Vallés atribuye a sus muchas lecturas del género. «He sido un gran lector de John Le Carré y Frederick Forsyth. Esta novela es mi homenaje personal a estos autores con los que he disfrutado tanto».
Pero el de espías no es el único género que Vallés ha puesto en juego en su primer trabajo de ficción. Ha recurrido también a otro que se encuentra entre sus favoritos: la novela histórica. «Aunque la trama principal es ficticia, se recrean sucesos que sucedieron y personajes que existieron y en eso he intentado ser muy detallista. Me he documentado al máximo», reconoce.
'Operación Kazán' trata sobre un arriesgado y radical plan de infiltración en Estados Unidos diseñado por los servicios de inteligencia soviéticos y que sobrevive a la caída de la URSS. El objetivo es sabotear a Occidente y que Rusia recupere la condición de superpotencia. La novela abarca un amplio abanico temporal que se inicia con la revolución soviética y que llega hasta unas hipotéticas elecciones en EEUU en el año 2024.
La trama se inspira en las operaciones de infiltración y agitación interior desarrolladas por la extinta KGB, pero también en las nuevas estrategias de desinformación de los nuevos servicios de inteligencia de la Rusia de Vladimir Putin, que alcanzaron notoriedad en las elecciones de 2016 en EEUU, en las que obtuvo una victoria inesperada Donald Trump.
«La interferencia rusa no fue el factor decisivo en la victoria de Trump, pero sí fue uno de los que contribuyeron a ella», opina el célebre periodista. Cuando escribió la crónica de esa cita electoral, 'Trump y la caída del imperio Clinton', «apenas pude apuntar las sospechas sobre la injerencia rusa, pero estuve muy atento a las investigaciones posteriores y cuando trabajé en la investigación de 'El rastro de los rusos muertos' descubrí que la guerra fría había renacido», explica Vicente Vallés. Lo percibió en un momento en el que todavía no había demasiada conciencia de ello. «Ahora con la invasión de Ucrania se entiende mejor».
La ya famosa interferencia rusa consiste en generar crispación y polarización en las sociedades occidentales atizando sus problemas internos, para debilitarlas. «No se trata tanto de inventar problemas nuevos como de avivar los que ya existen», explica. En el caso de España, esto se ha concretado en el apoyo al independentismo catalán. «Ese es un tema que yo no he investigado, pero se han publicado ya muchas informaciones sobre la injerencia rusa antes y después del referéndum catalán».
La estrategia de interferencia es idéntica a la que desarrollaba la KGB durante la guerra fría, y que sus espías denominaban de «desmoralización», sólo que con nuevos medios tecnológicos. «El FSB, el servicio de inteligencia ruso actual, es heredero directo de la KGB. Ambos siguen una línea que apenas se ha movido. De hecho, Putin fue agente del KGB y luego director del FSB». Vallés recuerda que, cuando en una ocasión se le preguntó a Putin por su condición de exespía, aseguró: «Ningún espía deja de serlo».
A su juicio de Vicente Vallés, «la invasión de Ucrania es sólo un elemento más de esta guerra, un capítulo especialmente dramático de la tensión entre Rusia y Occidente, que viene de muy atrás porque en Rusia no ha habido nunca una verdadera democracia». A este respecto, Vallés asegura que los lectores de 'Operación Kazán' encontrarán en su obra «elementos para entender qué es lo que está ocurriendo». De hecho, uno de sus personajes ficticios, fácilmente identificable con Putin, recoge muchos episodios y rasgos reales del presidente de Rusia que ayudan a comprender su carácter y ambiciones.
«Putin es un autócrata de manual al que la democracia le molesta. No sólo en su propio país, donde la limita, sino en los países de su entorno», opina el periodista de Antena 3. «Su principal objetivo político es alejar la democracia de sus fronteras. Por eso cualquier país de su entorno que pretenda acercarse a las democracias occidentales se convierte en un peligro». Según su visión, «los primeros amenazados por Putin son los rusos», que son las principales víctimas de sus políticas. «Ahora vemos que los siguientes son los países de su entorno como Ucrania, o antes Kazajistán o Bielorrusia. Su objetivo es recuperar la influencia perdida de la URSS y ahora en Ucrania lo está haciendo de una forma terrible».
En el pasado, las campañas soviéticas no fueron capaces de hundir las sociedades occidentales. «Esperemos que ahora tampoco lo logren», confía Vallés, «pero tenemos que saber lo que está ocurriendo y tomárnoslo en serio».
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