Secciones
Servicios
Destacamos
Tardó cuatro años en escribirla y otros cuatro en desencantarse con el mercado editorial. Vicente Álvarez no encuentra la relación entre los seguidores en las redes sociales y la literatura, algo que sí ha visto valoran los editores. Finalmente su ambiciosa 'Todas la ruletas ... son rusas' (640 páginas) ha visto la luz de la mano de Difácil.
–Nueva incursión en el universo Berlai, ¿está cómodo allí?
–Sí, desde 'El Necromicón nazi', mi idea fue que sucediera en Valladolid pero bautizarla como Berlai me daba la libertad de poner cosas que no existen. En esta novela se nota más por las cosas de la Guerra Civil que cuenta. Mi intención es que la serie acabe aquí. Es la cuarta de la saga de Ariel Conceiro y la única que gira en torno a un libro inventado por Damián Pimentel, un supuesto escritor franquista que tuvo su máximo éxito en los cincuenta. Su manuscrito es la clave.
–Olga Tarilonte ha eclipsado a Ariel Conceiro, ¿el 'me too' llega a su serie?
–Es el personaje con el que mejor me lo paso, el único que está escrito en primera persona. Ariel es triste, melancólico, torturado, demasiado pendiente de sus libros, todo gira en torno a un mundo metaliterario pero Olga me proporciona más salidas a nivel policiaco. Ella ya se independizó, protagonizando un libro 'Más allá hay dragones'.
–Crimen, poder, política son el meollo del género negro ¿por qué le gusta tanto?
–Hace poco Nesbo decía que los únicos temas sobre los que merece la pena escribir son el crimen y el amor. Son dos constantes pero que aquí vienen entremezcladas con un tema que me obsesiona, la memoria, el recuerdo. La novela va de lo que pasó hace mucho y las consecuencias que tiene ahora. Lo policiaco no está muy presente. Hay cinco planos narrativos y el único plenamente encuadrable dentro de género negro sería la historia de Tarilonte. Es una novela en la que se mezclan géneros. Yme hace ilusión sacarla en Difácil porque tengo la sensación de que cierro un círculo. Mi primera novela la publicó este sello en 1998, 'Pequeño catálogo de piratas y soledades', también muy ambiciosa, llena de historias que se cruzaban. Un poco como esta en la que hay novela de género, histórica, sentimental, policiaca y folletinesca.
–¿Por qué el giro a la Guerra Civil, la historia del manuscrito?
–Quería hablar de mis abuelos. Cuando los dos amigos, Fabián y Néstor, van a Madrid estalla la Guerra Civil. Allí coinciden con un guardia de asalto que se llamaba Rojas, es mi abuelo. Siempre quise escribir su historia, me la contaba mi abuela. Él era un guardia de asalto que se hinchó a salvar a gente cuando iban a ser fusilados. Luego mis abuelos salieron de Madrid para regresar a Valladolid y lo hicieron por Valencia, Francia, en el fondo era un excusa para contar su historia. Tengo una teoría un poco loca.También sale en la novela Francisco Pino, quien estuvo a punto de ser fusilado y en el último momento le salvó un teniente. No se sabe quién pero quiero creer que fue mi abuelo. Al ser los dos de Valladolid, de buena familia, probablemente se conocieran.
–El bibliófilo Ariel Conceiro ¿perderá el trabajo en este mundo sin papel?
–Siempre me han interesado los libros que hablan de libros. Esta serie nació para demostrar cómo una investigación criminal se puede resolver a través de los libros.La parte más vanguardista, más fragmentaria, es la que protagoniza Omar D'Agostino, quien tiene el extraño ritual nocturno de coger un libro al azar y hacer lo que le pide esa página, desde dar un paseo a cometer un asesinato. Eso me permite hablar de esos libros. Evidentemente, Ariel, o sea casi yo, es un hombre de otro siglo, del XIX. Está fuera de lugar como el mundo de los libros está hoy fuera del planeta.
–Incluye un sinfín de referencias literarias y musicales, ¿no se resiste?
–Bebo de ellas y mis personajes también. Me gustan los libros que hablan de otros libros, mi escritor favorito es Borges, inventor de libros imaginarios, de libros dentro de libros, forma parte de mi ADN. Y todas mis novelas tienen banda sonora. La de Ariel es Miles Davies y la de Tarilonte, Jim Morrison.
–¿Qué le llevó al papa Silvestre II, Gerberto de Aurillac?
–Viene dado por un tema adyacente. Quería meter el número pi y que fuera importante para varios personajes. Vi que Silvestre II también investigó y alcanzó muchos decimales y me pareció fascinante su figura. Me obsesionan las estructuras de la novela. Se me ocurrió que esta estuviera estructurada en función del número pi y el índice sigue sus decimales. Como cada historia tiene un tamaño distinto, asigné los números que se repiten más a las historias más largas. El 0 y 5 son la novela de kiosko, el 1 y 6 para D'Agostino, el 2 y 7 para el manuscrito, y el 3 y 8 para Ariel Conceiro y el 4 y 9 para Tarilonte. Cada día me sentaba a escribir y cogía el número pi, según el decimal que me tocaba. El número pi tiene una melodía interna, me ha ayudado y funciona.
–Asoman Herrera Oria, García Quintana o Einstein. ¿Cómo alterna personajes reales y ficticios?
–Cuando nos metemos con referentes históricos, navegamos por un terreno en que es fundamental la documentación. Intentas ser fiel a la historia pero no quieres que te ate para tus fines. Hay que documentarse bien para mentir con conocimiento de causa. Cuando tomo personajes históricos reales, soy en un 90% fiel a lo ocurrido. Luego los inventados se relacionan con ellos.
Columnista de este diario y escritor en las librerías desde 1998, Vicente Álvarez ha renunciado al rédito de su nombre y, para desesperación del editor, ha firmado la novela con su segundo apellido. Es una decantación de las variaciones a lo largo de las cuatro novelas de la saga y en este caso, homenaje a su abuelo. Transigió en cambiar el título, «siempre fue 'La desolación de los amores incompletos'», transigió en la portada «quería la sucesión de decimales del número pi», así que César Sanz, director de Difácil, le permitió la firma. Utiliza el seudónimo Jazz Negroponte para las novelas a cuatro manos con Ángel Vallecillo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.