Nieves Concostrina

«Los vencedores no son los únicos que escriben la Historia, pero tienen más difusión»

A lo largo de este volumen, editado por La Esfera de los Libros y que ya va por su tercera tirada, se pasa revista, con ojos críticos y palabras afiladas, a episodios de la Historia con el Cid, Inés de Castro, los Trastámara, Felipe V, Picasso, Franco o Miguel Hernández; pero también Aristóteles y Jackie Onassis, Nixon, Oscar Wilde o Elvis Presley. Y lo hace, fiel al estilo que la caracteriza, sin pelos en la lengua: «Aquí durante muchos siglos no se ha podido decir nada, ahora que se puede hay que aprovecharlo».

En defensa de su estilo, llano y nada académico, rememoró Concostrina una de las máximas del periodismo: «Hay que contar las historias para que te entienda hasta la señá María», evocó. Ello no le impide abordar asuntos de gran seriedad, e incluso reflexionar a fondo sobre cuestiones atemporales sobre el oficio del historiador. Por ejemplo, para Concostrina «no solo escriben la historia los vencedores, pero sí que son quienes tienen más difusión».

Ese pulso sobre el alcance de lo que se cuenta, que a menudo ha mantenido con otros historiadores, habla muchas veces más sobre los enfoques asumidos que sobre los hechos relatados. Y alude, si bien de forma velada, a la defensa a ultranza de la idea de España, inherente a muchos de los relatos tradicionales de nuestro pasado: «Tenemos un punto nacionalista y patriotero que cada vez que recordamos que hemos hecho cosas mal parece que nos estén mentando a la madre», se lamentó Concostrina.

Por ello prefiere definirse como una orgullosa contadora de historias, «no historiadora», y defiende que muchos de los episodios que recoge son serios, aunque vengan presentados a través de su particular guasa y salpimentados con insultos de los cómics Bruguera. «Tengo visiones de todo tipo de Historias: prehistoria y visigodos, la Ruta de la Plata o la independencia de América», explicó. «Saber un poco de todo da una visión de conjunto superficial y divertida, sirve para despertar el interés en cada persona y que vaya a buscar cada cosa».

Parte de la diversión de su trabajo también es, claro, aprender sobre la marcha: «Muchas veces ahí se marca mi criterio para decidir si cuento algo: esa pequeña referencia que me llama la atención pienso que también puede despertar el interés de los demás, y entonces me documento más a fondo».