![Valladolid exhibe la carta que Sabina envió a Umbral: «¿Qué importa que me llames decadente?»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/11/media/cortadas/sabina-kSGD-U1601637493771IR-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Valladolid exhibe la carta que Sabina envió a Umbral: «¿Qué importa que me llames decadente?»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/11/media/cortadas/sabina-kSGD-U1601637493771IR-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Durante décadas, fueron cita obligada para los lectores de prensa, que buscaban en las contraportadas de los diarios todos aquellos nombres propios que con negrita presentaba Francisco Umbral. Así, en negrita, resaltaba el escritor «los nombres propios para que salten a la vista o le ... salten la vista a alguno», según comentó en una columna escrita el 8 de julio de 1979. No eras nadie en los años finales del siglo XX si no salías en las negritas de Umbral. Y había quien buscaba su nombre, entre el orgullo de ser citado, sin saber si recibiría piropo o mandoble. Entre los que se buscaron, estaba Joaquín Sabina.
La sala de exposiciones del Teatro Zorrilla acoge hasta el 15 de mayo 'Umbral, libro a libro', una muestra que reúne 52 fotografías del Archivo de la Fundación Francisco Umbral, con las que se hace un recorrido por la vida del escritor. Pero, además de las fotografías, hay objetos personales y parte de la correspondencia que Umbral mantuvo con personalidades de la cultura, como Fernando Fernán Gómez. Y Joaquín Sabina.
Del cantautor se exhibe la carta manuscrita que le envió en 1983, después de que Umbral lo citara (por fin) en uno de sus artículos. El texto se publicó en El País el 28 de febrero de ese año y se titulaba 'Los depurados'. Entre las negritas estaban los nombres de Rafael de Penagos, Matisse, Greta Garbo, Nacha Guevara, Gemma Cuervo... y Sabina.
«Incluso en Rock-Ola anuncian al decadente Sabina. La movida se acaba. Todos depurados», escribía Umbral.
Para responderle, Sabina le escribió 'Soneto para Umbral'.
Nunca olvidabas festejar a Olvido,
a Berlanguita, a Cela, a Ramoncín,
cómo te odiaba viéndome excluido
de la efímera fama del Spleen.
Soñaba que mi nombre, con negritas,
brillaba en tu columna de El País;
entre lumis, cebrianes, y pititas,
o con Ana* (la amo) vis à vis.
Pero, al fin, mi delirio incontinente
se ha visto, a fuego fatuo, cocinado...
¿qué importa que me llames decadente?
¡Me has citado, dios mío, me has citado!
Ese adjetivo, Umbral, directamente,
al umbral del parnaso me ha llevado.
*Ana Belén
Este texto, escrito a mano, y que se cierra «con cierto cabreo y bastante admiración» forma parte de esta exposición dedicada a Umbral en Valladolid.
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