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Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, ayer en la Casa Revilla. César Minguela
Los tres rostros de Walt Whitman

Los tres rostros de Walt Whitman

Santiago Rodríguez-Guerrero Strachan desarrolla una charla en torno al autor de 'Hojas de hierba'

Samuel Regueira

Valladolid

Miércoles, 13 de noviembre 2019, 09:11

A lo largo de la trayectoria literaria del escritor canónico Walt Whitman cabe distinguir una serie de fases divididas en una terna: un poeta de América, de la gente común; un autor despojado del yo poético y un escritor con inquietudes espirituales, en perspectiva cercana de la muerte. En torno a este reputado poeta, autor de la aplaudida 'Hojas de hierba', vertebró ayer una conferencia el profesor de Filología Inglesa en la Universidad de Valladolid y colaborador de La Sombra del Ciprés Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, en un acto que se desarrolló en la Casa Revilla auspiciado por el Ateneo de Valladolid y bajo el título 'Las tres caras del poeta de América'.

Contemporáneo de Emerson y Thoreau, Whitman fue rechazado en su momento por una sociedad en exceso conservadora. Nacido en 1809 y en un ambiente notablemente nacionalista, Guerrero-Strachan narró cómo sus vivencias de juventud próximas a una biblioteca ambulante propiciaron sus largas y recurrentes lecturas. «Sus primeros trabajos como linotipista en un periódico le hicieron asumir, a su vez, las responsabilidades pertinentes a la hora de componer físicamente sus propias obras poéticas», expuso; dos trabajos que le favorecieron a su vez ir conquistando distintos puestos en la escala de producción de informaciones hasta culminar, desde el puesto de aprendiz, la cumbre de director en un diario político, en contacto con el nacionalismo pero sin perder su querencia hacia la democracia y el progresismo.

Su poesía de la vida diaria resulta deudora, así, de esa visión educada a base de la observación de lo que tenía lugar en el mundo y del ojo puesto en la actualidad: «Decide ser poeta, casi con toda seguridad, tras escuchar unas conferencias a cargo de Ralph Waldo Emerson, quien dice que cada uno debe confiar en sí mismo y en su propia capacidad para descubrir la verdad a través de la contemplación de la naturaleza». En esa misma charla, Emerson sostiene que «América necesita poetas: se necesitan personas para hablar y reflejar qué es lo que significa América. Estamos a la espera de que nazca ese poeta». Esa voluntad de ser «poeta de los Estados Unidos, de sus gentes y sus paisajes» emerge explícita ya en el prólogo de 'Hojas de hierba' (1855).

El Walt Whitman que se ocupa más de la gente y se despoja de su yo poético, al calor de 'Redobles de tambor', su poemario nacido tras la Guerra de Secesión, dibujaría la segunda de las caras del autor, donde se incluye 'La última vez que brotaron las lilas en el patio', «una elegía a Lincoln», o el celebérrimo 'Oh capitán, mi capitán'; «la negación de todo cuanto había establecido Whitman que era la poesía: probablemente su peor trabajo», sentenció Guerrero-Strachan.

La tercera etapa abarca desde 1881 hasta su muerte, en 1892, y abarca una serie de poemas «más breves de lo habitual» y encarados ya por un hombre que comprende que «debe cerrar su obra, el recuento de la vida como algo narrativo: una introducción, un nudo y un desenlace a base de poemas». A casi nadie le gustan estas últimas obras, apuntó Guerrero-Strachan, con la reputada excepción de Juan Ramón Jiménez: «Sentía que la verdad del poeta resplandecía allí».

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