Tomás Salvador y el arte de hacer poesía con titulares
Luis Marigómez compila en 'De aleda a aldea' la obra visual del poeta que murió en 2019 en una antología de la Universidad de León
Aleda, cera con la que las abejas untan las celdas de la colmena. Aldea, el lugar de la infancia añorada de Tomás Salvador González. 'De aleda a aldea' es un juego de palabras con el que Luis Marigómez titula la antología de la poesía visual del escritor zamorano que murió hace un año.
«Tenía media docena de poemarios pero este material que llenaba el sótano de su casa y en el que empezó a trabajar en los ochenta no se conocía. Nos hablaba de ello a los amigos, nos enviaba unas postales en Navidad pero por la dificultad de reproducción no lo habíamos visto», explica Luis Marigómez, amigo y profesor de Literatura como Tomás Salvador. «Publicó en 1996 'Favorables país poemas' que adelantaba su lema 'poesía para mirar sin dejar de ser leída'. Pero es que dedicó muchos veranos a sus collages, en la línea de Francisco Pino, al que conoció, y decía que 'la poesía está en la palabra y en muchos otros sitios'».
Tomás Salvador siguió la estela dadaísta, la de crear poemas nuevos con la escritura de otros, en este caso los titulares del diario 'El País'. «No pretendió descubrir nada nuevo, no tenía esa ambición. Conocía las vanguardias y vio en una de ellas un camino. Encontró en el collage su forma de expresión. En estos años los periódicos cambiaron, incorporaron el color, él también. Además sumó texturas, objetos, hasta llegar a poemas tridimensionales (sobre cajas de puros) en los que apenas hay palabras, aunque nunca renunció a ellas». Algunos de esos poemas pudieron verse en dos exposiciones en la Fundación Segundo y Santiago Montes.
Una novela
Las constantes semánticas y estéticas marcan el índice de 'De aleda a aldea' organizado por Marigómez, quien ha dividido el poemario en 17 capítulos: '¿Poética?', 'Luz' y 'Espantapájaros', 'Ajedrez', 'Servilletas', 'Parejas', 'Titulares', 'Palabras y colores', 'Franjas', 'Celosías', 'Cajas', 'Cartas', 'Rostros', 'Sin palabras', 'Texturas', 'Azul', 'Aldea'. Tomás Salvador estudió en la Universidad de Valladolid en donde conoció a buena parte de sus amigos escritores, ligados a la revista 'El signo del gorrión', de cuyo consejo editorial formó parte. Vivía en Arenas de San Pedro, donde fue profesor. A mediados de los noventa publicó su única novela, 'El territorio del mastín', evocación de su infancia. «Tenía otra a medias, pero se le atascó. Le interesó la narrativa, hay algún cuento suyo publicado, pero decía que le exigía mucha concentración», explica Marigómez.
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