![Sosa Wagner: «Lola Montes hizo con los hombres lo que ellos hacían con las mujeres»](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202104/27/media/cortadas/sosa%20wagner-kleH-U1401908675163YD-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Después de una vida al servicio del ensayo como jurista, como catedrático de derecho administrativo y como eurodiputado, Francisco Sosa Wagner se divierte escribiendo novelas. Vive con un pie en el 'mundo de ayer' de Zweig, la Centro Europa decimonónica del cambio de siglo, ... y otro en la política española que contempla como «sufrido espectador». Hace años que se topó con Lola Montes, la mujer por la que dejó el trono Luis I de Baviera, y en cuanto tuvo oportunidad escribió 'Abdicación por amor. Una novela real' (Triacastela). Jura que estaba terminada antes de que Juan Carlos I hiciera lo propio por una razón similar.
«Era un impostora internacional que recorrió Europa haciéndose pasar por española, pese a ser hija de una irlandesa y un inglés. Pasa su infancia en la India, pues su padre era un oficial británico, pero luego su vida toma vuelo propio y por pura vocación hace cosas insólitas en una mujer del XIX, rompiendo con la tradición», explica Sosa Wagner. «Se entrega al baile español y aunque no fue una gran bailarina, era muy guapa. Los hombres iban a verla a ella. Los que entendían sabían que no se atenía a las reglas del baile pero a la mayoría de los espectadores les importaba un pito». Así llegó a Munich, sede de la corte bávara, «después de dejar una víctima, que se batió en duelo por ella, y cargada de historias. Allí logra ser recibida, con veintipocos años por Luis Ide Baviera, que andaba por los sesenta y era un rijoso, muy aficionado a las mujeres y casado. Había tenido varias amantes, pero Lola llega a ser un problema de estado. La ciudadanía ve que el rey gasta el dinero en joyas, criados y un palacete para ella. Termina por levantarse y provoca la abdicación del monarca en 1848, año de gran convulsión en Europa. Es un hecho que el resto de monarquías interpretan como un escándalo que amenaza la institución monárquica y podía favorecer el advenimiento de una república».
Wagner elige para contarlo varias voces que van componiendo una visión caleidoscópica de los hechos. «Es una novela coral en torno a Lola Montes, una mujer que trató a los hombres como habitualmente estos habían tratado a las mujeres. Eso lo hace especial, ahí radica su originalidad, rompe con las convenciones». Para el autor la opción de una biografía al uso estaba descartada. «Mezclo personajes reales con otros inventados». Comienza por el jefe de policía de Munich, «que es real, pero el informe que cuenta los hechos es mío, me sirve para exponerlos». Le sigue otro personaje de documentada existencia, el pintor Joseph Karl Stieler. «La imagen que tenemos de Goethe o de Beethoven se la debemos a él». Es el autor de los retratos de la Galería de bellezas. «Son 39 cuadros que responden a los deseos del rey. Luis, a diferencia de otros, no reparó en clases sociales, no solo quiso rodearse de la belleza de los nobles sino que la apreciaba de igual manera en una aristócrata que en la hija de un tendero. Por ejemplo, está el retrato de una empleada de la tienda de juguetes. Fue a la corte a dejar un pedido, él la vio y quedó prendado. Encargó su retrato y tuvo acceso sexual. La dejó embarazada y la buscó un casamiento digno. Era el harén del rey, aunque no todas pasaron por su cama».
Andanzas en Munich
La siguiente voz, la del profesor de la Universidad de Munich, es una creación del autor para «reconstruir las andanzas de Lola en Munich». Y finalmente hay una serie de «relatores, entre los que me incluyo, que explican los sucesos después de la abdicación ya que la mayoría vivió 20 años más después».
Esboza un rey «culto, que escribía y traducía al alemán obras españolas, italianas y francesas, que podía hablar con Goethe en un plan de igualdad, amante del arte, casi todo lo que se ve hoy en Munich se hizo durante su reinado, y loco por Lola Montes. La llegó a hacer condesa, una afrenta a la nobleza bávara que no dejaba entrar a cualquier y menos a alguien de quien se conocía su origen tan claramente. El rey hizo todo tipo de cambalaches políticos. Ella le arrebató los sentidos a cambio de pocos favores sexuales. Su entorno solo le pedía que fuera más discreto».
Es difícil no sustraerse a comparaciones en la historia española reciente. «Es el mismo caso, una falsa princesa extranjera –en Alemania se suspenden los títulos nobiliarios en 1919– atonta al rey español, pone en peligro el sistema monárquico y acaba en abdicación. El paralelismo es exacto». Militó en las filas de UPyD y después en Ciudadanos pero hoy da por terminada su carrera política, «solo la observo como sufrido espectador», afirma.
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