Feria del Libro de Valladolid
Mara Torres: «El silencio ante el suicidio no ayuda, no nos enseña qué podemos hacer»La escritora y periodista presenta 'Recuérdame bailando', un canto a la vida y llamada a la prevención tras la muerte de su hermana
A caballo entre Valladolid –donde reside su pareja– y Madrid vive desde hace quince años Mara Torres (1974). Periodista y escritora, debutó con su primera ... novela, 'La vida imaginaria' en 2012 como finalista del Premio Planeta, y en 2017 publicó 'Los días felices'. Ahora va por la segunda edición de 'Recuérdame bailando' (Planeta), un emotivo acercamiento literario y terapéutico para tratar de entender qué llevó a su hermana Aly a quitarse la vida un 16 de septiembre de 2013 con 33 años. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes en la pasada edición por su programa radiofónico 'El faro', emitido las madrugadas de lunes a viernes en la Ser, en 'Recuérdame bailando' ha construido un relato basado en los recuerdos sobre su hermana Aly y el diario personal descubierto tras su muerte. Premiada por la Federación de Asociaciones de Salud Mental de Castilla y León, fue ayer la primera en firmar en la Feria.
–Ha necesitado doce años para abordar una tragedia personal desde la literatura. ¿Qué le llevó a hacerlo tras este tiempo?
–Después de 'Los días felices' intentaba escribir cualquier otra cosa pero no me salía. Me venía a la cabeza la escena de mi hermana, me abandoné, tiré la toalla. Escribí pensando que nunca firmaría este libro, que lo publicaría con seudónimo, eso me dio libertad para escribir sin paliativos, con valentía. Tardé otros cinco años desde que lo guardé en un cajón hasta que me decidí a publicarlo.
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–¿Qué ha supuesto para los seres queridos de Alicia ver publicado el libro?
–Siento que si no lo hubiera publicado firmado habría participado del silencio que ha rodeado el suicidio durante estos años y que nos nos ha ayudado en nada. El silencio informativo no ayuda, no nos enseña qué podemos hacer, ni a ver las pistas, un montón de cosas que solo vimos tras leer el diario que escribió Aly.
«El suicidio se puede prevenir; pero ¿qué sabemos de salud emocional? nada»
–Es un canto a la vida que a la vez sirve de alerta.
–El diario de mi hermana ponía realidad y contexto a toda la teoría que yo había leído. Hay un dato que apenas se conoce, y es que hay cuatro mil personas que se suicidan al año en España, cuatro veces más que en accidentes de tráfico. No te imaginas la de gente que tras cada presentación del libro se me acerca y la frase que más me repiten es 'gracias por visibilizar'.
–¿Por qué hay un apagón social en torno al suicidio?
–Mucha gente no sabe a quién contárselo ni a quién acudir cuando está mal. Ahora en algunos colegios e institutos hay planes de prevención que están funcionando, pero es un camino que hay que empezar a transitar con valentía, hay que aprender a informar con sensibilidad, sin sensacionalismo. Otra cosa que he aprendido es que el suicidio se puede prevenir, algo en lo que insisten los profesionales; no significa que se pueda evitar, pero hay posibilidad de prevención.
«Aly era una persona muy querida, pero tenía algo dentro que no sabía gestionar, tenía que aprender a entender lo que le pasaba»
–Siempre surge la pregunta de qué pudimos hacer que no hicimos. ¿Ha sido la escritura una búsqueda de respuestas?
–Cuando Aly tuvo un intento con pastillas a los trece años nos dijeron que no le diéramos demasiada importancia, pero creo que quien nos lo dijo tampoco conocía las herramientas que había. Porque el silencio alrededor del suicidio ha sido bestial. Un tabú. Un estigma. Entonces mi familia, como nos dijeron eso, nunca hablamos con mi hermana de lo que había pasado. Hoy sé que un primer intento multiplica exponencialmente las posibilidades de que haya un segundo. Luego Aly hizo terapia con una psicóloga, llega a contar en su diario que tenía como un diablillo alrededor, como si necesitara que alguien le dijera lo que tenía que hacer, como si no fuera capaz de tomar decisiones. Hoy sabemos que la desazón que tenía, la tristeza que sentía cuando las cosas no le salían bien, lo que le pasaba con las relaciones sentimentales, no responde a una mente sana, sino que probablemente tenía una patología. Pero no lo supimos ver porque no teníamos información. A pesar de las pistas que daba ella, se sentía sin diagnosticar.
–«Quiero aprender a querer para que me quieran», anhela en su diario.
–Aly, cuando habla de sus relaciones sentimentales se culpa a sí misma de que no sabe relacionarse, ni gestionar sus emociones. Curiosamente mi hermana era una persona súper querida, un imán para la felicidad, así la describen sus amigos. Mi hermana era una persona que brillaba, que atraía por estar siempre sonriendo, con luminosidad en la mirada; y, sin embargo, mira lo que tenía en el interior. Ella lo describe muy claramente en su libro. Encontró en la escritura una forma de volcar su parte más íntima. Ella era una persona muy querida, pero tenía algo dentro que no sabía gestionar, tenía que aprender a entender lo que le pasaba.
–¿Ha llegado a imaginar qué habría cambiado si tanto Ali como su familia hubieran leído 'Frente al espejo'?
–Si ella nos hubiera enseñado su diario, la hubiéramos llevado de forma urgente a un médico de cabecera que la derivara a un siquiatra, porque mi hermana nunca vio a un siquiatra.
–¿Cómo ha vivido su familia la exposición pública?
–El libro tiene mucha intimidad familiar y un nivel de exposición importante que hubiéramos preferido quedara entre nosotros. Pero creemos que compartirlo podía ayudar a algunas personas, sobre todo a entender, a que haya un cambio en la prevención. Eso es lo más importante que hemos aprendido. Hay formas de prevenir el suicidio y a nosotros esa información nos faltó. Dar a conocer el diario de mi hermana fue una decisión que tomamos en familia porque podría ayudar.
–La salud mental ha sido un asunto desdeñado hasta no hace mucho de la agenda política y social. ¿Qué falta para abordarla en serio?
–Nos falta mucho, pero es un camino que ha empezado y va haber que transitar con firmeza en los próximos años. Mira lo que hemos aprendido sobre salud física: hoy sabemos que fumar mata, que no puedes hacer vida sedentaria, que hay que evitar los alimentos procesados, que si tienes un antecedente de cáncer en tu familia tienes que cuidarte... Que no significa que lo vayamos a evitar, pero sí prevenir. En cambio, ¿qué sabemos de salud emocional? nada. Tienen que enseñarnos a distinguir entre la tristeza que se puede sentir por un duelo, una separación o una pérdida o porque la vida te va del revés de cuando eso puede convertirse en una patología que derive en algo que acabe matándonos. Yo he escrito este libro porque mi hermana no está, me hubiera gustado no escribirlo, abordarlo desde la ficción, no desde la realidad. Solo recordar que hay un teléfono, el 024, de prevención del suicidio.
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