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Iba a ser un cómic en torno a las noticias falsas, cuando Donald Trump ganó las elecciones y las 'fake news' entraron de lleno en el debate público. Consideraron alertas biológicas como la muerte de las abejas así como el miedo de la sociedad ... a agentes patógenos y cubrieron a sus personajes con máscaras antes de la pandemia. La novela gráfica que iba a llamarse 'Scoop', como el periódico en el que trabaja la protagonista, terminó por ser 'Semillas', y aunque la ética periodística forma parte del guion, este voló por derroteros etiquetados como 'thriller' ecologista de ciencia ficción. «Era como si llegáramos tarde», dice el vallisoletano David Aja que junto a la guionista neoyorquina Ann Nocenti vuelve a las librerías españolas de la mano de Astiberri, esta vez fuera del universo de los superhéroes.
Nocenti ha escrito aventuras de Daredevil, Catwoman o Tifoidea y Aja ha dibujado durante tres lustros a Ojo de Halcón y a El Inmortal Puño de Hierro. Se conocían desde hace tiempo y, con la concurrencia de Karen Berger como editora, lograron sacar adelante su 'cómic de autor'.
«Para mí ha sido un sueño trabajar con las creadoras de los cómics que leía de pequeño», dice Aja a quien el Museo Patio Herreriano dedicó una exposición en 2017. Sus portadas y páginas para Marvel demostraron el talento de quien atesoraba cinco premios Eisner. En un pequeño apartado había un adelanto de 'Semillas'.
Dos años de conversación diaria con Nocenti después, de trabajo a cuatro manos, todo estaba preparado para publicar por 'grapas' en EEUU. «Allí siempre se hace primero por entregas y luego el volumen, pero solo se publicaron las dos primeras. A las dos segundas ya les pilló el cierre por la pandemia». El pasado diciembre sus 'Semillas' florecieron al otro lado del Atlántico y esta semana, en España con un año de retraso.
Acostumbrado al trabajo con los equipos grandes de Marvel donde hay un especialista para cada tarea, Aja ha sido el responsable de todos los detalles de la edición en ambos países en esta ocasión. «La edición americana tiene un papel más blanco que la española, pero en ambos casos es mate, con portada de cartón con solapa. Quería dar la idea de libro cercano, casi como usado. Quería provocar una sensación táctil de cercanía». Aja eligió un diseño minimalista para portada y presentación de cada capítulo/separata, «tiene que llamar la atención», y se multiplica en los detalles del interior.
Mundos moribundos
La tercera tinta es la verde sepia, «insinúa cierta sordidez ligada a la muerte de la tierra, provoca sensación claustrofóbica, anuncia que algo va mal y, sin embargo, es también el color de la esperanza». El otro elemento fundamental en este cómic es «la luz, más que la línea con lo que trabajo en Ojo de Halcón, por ejemplo. Aquí uso la luz en la línea expresionista o como lo hacía Tarkovski, enfocada al claroscuro. Quizá esto hace más difícil entrar en la historia, es más agradable la línea, pero una vez centro, acentúa la atmósfera que perseguíamos».
Guion de muchos personajes e hilos, plantea la contraposición de dos mundos futuros: uno postecnológico y otro arcaico que ha renunciado al desarrollo científico, la Zona B. En el primero trabaja Astra, reportera a las órdenes de Gabrielle con la que mantiene un constante debate en torno a información y espectáculo, lo que quiere contar y lo que le piden que cuente encaminado a aumentar sus lectores. Conviven con unos curiosos aliens que recogen semillas de mundos moribundos para un banco de vidas. «Me encanta el terror y la ciencia ficción, también a Ann, y al final un trabajo tan personal está lleno de nuestras preferencias». Entre los abducidos por esos aliens está Lola, amiga de Astra, que se enamora de uno de ellos y cuya relación termina en embarazo, referencia a otras semillas. Se cuenta en viñetas que pretenden ser «instantáneas, no lo explicamos todo».
«Los personajes están llenos de contradicciones, no hay buenos y malos. Juntos ponen sobre la mesa preocupaciones medioambientales, la ínfima calidad de vida que permite el medio en el que se mueven con plagas y epidemias o el uso de la tecnología». Precisamente Aja elige una estética «retrofuturista» con teléfonos fijos de pared, cabinas, ordenadores con programas de los ochenta, máquinas de escribir, vehículos vintage... «porque quiero evidenciar la decadencia del progreso, la involución, ese ir hacia atrás aunque se avance. Por otra parte, estéticamente me gustaba».
El hexágono es la forma geométrica que transe el cómic. «Hubo un momento en que solo veía hexágonos. Todos los capítulos se abren con uno y se convirtió en un recurso narrativo y metafórico». Las celdas de las abejas, el logo de la empresa Biotech, los tatuajes de Lola o las mallas metálicas del muro son hexagonales. Los autores están muy contentos con la recepción de la crítica en Estados Unidos y están expectantes con la respuesta del público a este cómic independiente. Mientras, Aja ha aceptado hacer una historieta homenaje a Batman, «porque solo eran ocho páginas y me daban libertad total». Y su cabeza descansa del maratón creativo haciendo portadas e ilustraciones.
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