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Una novela que une Morivia con Amsterdam y un viaje que empieza cuando la narración termina. Así describe Eduardo Roldán (Valladolid, 1978) su último libro, 'Amsterdam in fine', primera entrega de una trilogía que comparte estilo y tono pero no personajes ni ... tiempo.
'Amsterdam in fine',cuyo primer impulso data de 2011 y concluida un par de años después, no ganó el concurso al que su autor la envió en 2016, pero la editorial Adarve ha decidido publicar una selección de los autores que pujaron por el Premio Castillo de Plata. «Me gusta escribir, siempre estoy con varias cosas abiertas. La publicación y la distribución es otra cosa», dice Eduardo, colaborador de El Norte de Castilla.
Leonardo Levi dramaturgo de vocación y «creativo léxico» para Hermes & Asociados protagoniza este «relato de maduración tardía». Morivia es la ciudad que ha creado Roldán como escenario literario, con algún eco vallisoletano como el auditorio Guillén y con una «topografía elástica» en función de las necesidades narrativas. Allí vive este veinteañero con su novia Julia, una fumadora que compensa la nicotina corriendo, una cariñosa realista que pone la nota rockera en la partitura jazzística del devenir de Leandro. «A cada personaje le otorgo una predilección musical», dice este crítico de jazz. «Me gusta la buena música, como Duke Ellington solo diferencio entre buena y mala, no entre géneros», afirma quien no puede escuchar nada mientras escribe, «es demasiado poderosa la música como para poder oír las palabras que escribo». Y sin embargo, transe todas su obra a veces desde el título mismo como 'Haikus de jazz'. «O, por ejemplo, en 'Caso Norma' dos personajes mantienen una prolongada discusión sobre música. Borges decía que era la más perfecta forma de arte».
La vida de Leonardo es contada en «estilo indirecto libre, lo que me permitía la flexibilidad de escribir como si estuviera dentro de su cabeza o saltar y hacerlo desde un narrador omnisciente». Ese mis punto de vista es el elegido para las dos siguientes novelas que completan la trilogía.
Narrador de las relaciones con sus amigos, con su madre enferma en una residencia, con su compañera de trabajo, Leonardo ironiza de igual manera con «los impostores de ARCO y el negocio de la provocación» como con la alteración que le producen las tardes de domingo o el beneficioso efecto de la pecunia, «el dinero suprime la angustia». Viajes de trabajo, encuentros con sus hermanos, relaciones con sus amigos, y una pregunta en el aire que le deja Julia: «¿El amor lo puede todo?». Muerte y amor se disputan el honor. «La novela es una exploración sobre el hecho de mentirse a uno mismo hasta que llega un momento en el que no puedes aplazar lo que quieres hacer. Solo tenemos una vida y el tiempo es finito. Tendemos a procrastinar y prolongar lo que no quieres hasta tomar o no una decisión». A 'Amsterdam in fine' le seguirá una novela que transcurre en Los Angeles en 1994. «Mis protagonistas son cada vez más mayores. La última está ambientada en 1978».
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