Siempre le gustó la historia aunque eligió la fisioterapia como profesión. Hubiera apostado más por estudiar la carrera en sus ratos libros, pero el destino quiso que se quitara la espinita de otra forma, escribiendo novelas históricas para el público juvenil. Lleva ya once títulos ... y acaba de publicar la última, sobre la Revolución francesa.Rocío Rueda (Saldaña, Palencia, 1978) está presente en las librerías a través de dos sellos Oxford University Press (siete libros) y Anaya (tres).
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–¿Por qué ahora 'Viva la revolución'?
–En todas mis novelas siempre trato de acercar al lector a hechos históricos que me parecen importantes. Llevaba tiempo queriendo dedicar un libro a la Revolución Francesa. Varios profesores me lo sugirieron, en las últimas visitas a institutos. Acabé uno sobre la España de los Reyes Católicos, tratando de explicar la expulsión de los judíos y conquista de América. No sabía cuál sería el siguiente y me daban esta idea, crear una novela no solo para contar los momentos de proceso revolucionario sino las causas de que el pueblo tomara las armas para intentar mejorar sus derechos. Luego me asombró haber tardado tanto en un abordar este episodio que cambió la estructura social y política.El mayor logro de esa revolución es conseguir algo que hoy damos por supuesto, todos los hombres fueron declarados libres e iguales en derechos.
–Es fisioterapeuta, ¿acercarse a la historia con ojos sin prejuicios académicos hace más fácil la novelarla?
–Escribo por las noches. Abrí mi clínica en Saldaña hace 16 años y no me puedo quejar, tengo mucho trabajo. Es cierto que cada vez tardo más en ponerme a escribir porque tengo menos tiempo, a los pacientes hay que sumar la formación continua. Lo bueno es que la escritura nada tiene que ver con lo del día. Paso de las lesiones y los tratamientos a imaginar tramas. Uno me sirve para romper al otro. No soy una escritora vocacional, si hace 20 años me lo hubieran anunciado no lo hubiera creído nunca. En mi caso la escritura es consecuencia de mi afición lectora, siempre empedernida. Me encanta la historia y como veía a muchos pacientes de edad juvenil que se quejaban de tenerla que estudiar, se me ocurrió que podía tratar de hacer novelas que les acercaran la historia, contando los hechos indispensables para entender la sociedad a través de tramas de aventuras. No podemos entender nuestra sociedad sin la historia. Siempre trato de acercar momentos históricos sin olvidar entretener.
–Aborda los hechos que trascendieron y a la vez la microhistoria, como afectaron al pueblo.
–Me planteé que quería mostrar dos tipos de revolución. La primera, la que refleja el lema de libertad, igualdad y fraternidad pero dejar claro que esa dio paso a otra fase en la que parecía que el fin justifica los medios y cualquier sospechoso de ser enemigo de la república podía acabar en la guillotina. Por eso Lucile y Bastian, de clase baja, luchan cada día por sobrevivir en París, representan al pueblo sumido en el hambre y la miseria. El pueblo lucha para que todos disfruten de las mismas oportunidades y a la vez esa misma lucha, la libertad que anhelan, va a ser responsable de que sus vidas corran peligro porque llegan al punto de que cualquier sospechoso con o sin pruebas, podía acabar en al guillotina. Justo lo contrario de sus ideales.
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–Elige un título que augura una historia con feliz ¿a pesar de los muertos?
–En todas novelas intento buscar un final feliz, ya vivimos rodeados de malas noticias. Algún personaje acaba mal. El título refleja el momento inicial de la revolución, cuando todo el pueblo está unido. Lo que tuvo esta revolución fue que unió a un pueblo que intentaba mejorar las condiciones de vida pero también sacó lo peor de las personas que participaron en ella, con asalto a cárceles, asesinatos, pero también con la denuncia de los privilegios de unos pocos que vivían con los ojos cerrados a las condiciones de la mayoría.
–¿Ha sido justa la historia con María Antonieta?
–Es un personaje con el que la historia ha sido injusta ya que se la consideró responsable de todos los males de Francia. Supongo que el pueblo necesitaba un culpable y eligieron a María Antonieta. Si bien es cierto que contribuyó a aumentar la deuda del país, ella no hizo más que asumir el estilo de vida que la Corte de Versalles llevaba años manteniendo. Pero Francia estaba en bancarrota mucho antes de su llegada. En la novela hice que acompañara a Lucile a la casa de Pierre para que viese cómo vivían los pobres. Mucho de lo que hizo era común a toda la corte, es lo que ocurre cuando creces pensando que todos disfrutan de lo mismo que tú.
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–¿Cómo trabaja para que convivan personajes reales y creados?
–Hago una pequeña lista de capítulos o momentos que deben salir. Los personajes reales de los que hay datos que explicar o dar pincelados. Necesitaba personajes que pudieran acceder a la Corte sin pertenecer a ella. Normalmente los de ficción son los que sostienen la trama de aventuras y los reales dar la información histórica. Los imaginarios me sirven de puente para enlazar la historia.
–Como lectora ¿qué le gusta, lee a sus colegas?
–Tengo temporadas en las que he leído mucha novela histórica y ahora estoy más con novela negra y policiaca. Procuro leer las novelas juveniles que me recomiendan mis pacientes de esa edad, tengo muchos con problemas de espalda y esguinces . Me interesa saber sus gustos, leo lo que les gusta a ellos.
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–¿Le interesa el público adulto?
–Hoy es difícil publicar, he tenido mucha suerte. Disfruto de esta oportunidad aunque llevo tiempo queriendo escribir algo distinto, pero casi siempre tengo idea para historia juvenil.
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