«El reto del encargo es hacer algo propio con material ajeno»
Sonia Pulido es la protagonista de la exposición del IV Vilustrado de Valladolid, titulada 'Esto y aquello. También lo de más allá' y que se inaugura este jueves en el LAVA
Es la prueba de que la ilustración no está ligada indefectiblemente al público infantil. Comenzó iluminando los artículos de Javier Marías y desde finales de los noventa Sonia Pulido (Barcelona, 1973) no ha parado de ilustrar para la prensa nacional e internacional, álbumes para adultos y cubiertas de libros. Sus originales llenarán la Sala Blanca del LAVA, en la exposición que acompaña cada edición de Vilustrado. Bajo el título 'Esto y aquello. También lo de más allá' mostrará su trabajo para los libros: 'El mejor de los pecados' (Lumen), 'Mujeres bacanas' (publicado en Chile, editorial Catalonia) y 'Casa de conejos' (texto de Mario Levrero, en la editorial Libros del zorro rojo).
Licenciada en Bellas Artes, especialidad Grabado y Estampación, cuando terminó sus estudios sintió la angustia de quien gusta de todo pero no sabe en qué centrarse.
Una trabajo para una revista catalana le proporcionó la prueba en 'El País Semanal' y durante diez años se leyó casi todos los artículos de Javier Marías. «Esa tarea semanal se convirtió en mi aprendizaje en este mundo. Al principio sentía la angustia de trabajar para un medio tan visible y querer hacerlo bien. Luego me fui relajando y empleando toda mi energía en hacerlo bien. Ahí descubrí que, igual que el escritor tiene su código conceptual, yo debía desarrollar el mío gráfico, crearme un diccionario de recursos. Hice callo de mano y de neurona, ya que tienes un tiempo limitado, normalmente una tarde, así que aprendí a sintetizar y resolver», explica Sonia Pulido, que también impartirá un taller en el IV Vilustrado.
Inmersión en otros mundos
Durante su primera década laboral, Sonia se convirtió en velocista de la ilustración. Pronto apareció un trabajo que le hizo desarrollar otras habilidades: las cubiertas de libros. «Tengo aceptado que soy una ilustradora de encargo, es decir estoy al servicio de lo que cuenta otro. Yeso me resulta liberador. Parece que siempre tienes que proponer una creación personal. Me interesa el trabajo de encargo porque para mí ya es personal, cuanto más alejado de mi mundo, más personal. El reto es hacer algo propio con un material ajeno. Recuerdo un álbum para adultos cuya acción ocurría en México y la protagonizaban los pueblos precolombinos y un samurái. Yo no sabía nada de aquello y el proceso fue muy interesante y rico. Tienes que meterte en la historia y llevarla a tu terreno, eso es lo bonito de este trabajo», aclara la ilustradora catalana, que no divide su dedicación entre proyectos personales y encargos, como hacen la mayoría de sus colegas.
Pulido considera las cubiertas el trabajo «más difícil de resolver porque es un formato que te obliga a sintetizar un libro en una imagen, tiene que mostrar y a la vez no desvelar. Es importante poder trabajar con un director de arte si lo hay, suele ser quien hace un buen resumen del contenido, porque normalmente la urgencia impide tener tiempo suficiente para leerlo. Otras veces es el autor quien tiene claro el concepto y te pones de acuerdo con él. Eso me pasó con un libro de Kiko Amat. Él sabía lo que quería y eso es bueno, te da mucha información».
Encontrar el tono
Acostumbra a dibujar con lápiz y luego colorear digitalmente. Para mostrar diferentes variaciones sobre una mis técnica ha elegido los tres álbumes citados en la exposición. «En 'El mejor de los pecados' dibujo con rotulador de punta fina y me quedé con tres colores y su mezcla. Las 'Mujeres bacanas', biografías de mujeres relevantes en la historia, hay una fiesta del color, tiene un tratamiento más pictórico. 'Caza de conejos' surgió porque un director de arte vio un trabajo mío, le gustó y me propuso estos cuentos para ilustrar. En seguida me enamoré de los textos de Levrero, un escritor uruguayo ya desaparecido que no conocía hasta ese momento, y en seguida los imaginé en rojo y marrón, porque es un libro de caza».
Pero antes de que las manos comiencen a trabajar, Pulido considera lo más difícil «encontrar el tono, a partir de ahí viene la técnica». Le gustan las atmósferas de los «años cincuenta, sesenta, por eso combino el trazo manual con el color digital, ahorra mucho trabajo».
Los encargos del mercado internacional le obligan a «cuidar los códigos, si dibujas para tu país hay imágenes que todos reconocen, pero en otros países quizá esa imagen no funciona. Luego hay cabeceras que te marcan hasta el mobiliario que tiene que salir aunque a la escala de la publicación ni se vea, es el caso de 'The New York Times'». Pulido centrará su taller en torno a la experimentación, al proceso creativo, «siempre trabajamos para terminar en un producto.Quiero que los asistentes reflexionen sobre la composición y el proceso».
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