Es un libro pronatura, hijo de una tesis doctoral y una enfermedad. Raúl Blanco ha publicado el primer volumen de 'Paisajes que sanan', una trilogía que aborda la despoblación y el deterioro del campo para proponer soluciones desde la mirada de un ingeniero de ... montes que vive en Tierra de Campos. Precisamente esta comarca es el laboratorio teórico de las «campiñas de la Meseta Norte» y su análisis, extrapolable a cualquier zona de la «España interior vaciada».
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Al poético título, 'Paisajes que sanan', le sigue un subtítulo técnico: 'Recuperación y puesta en valor del paisaje para el desarrollo rural sostenible. Un modelo en Tierra de Campos'. 'Técnicas' es la primera entrega, 'Tierra de Campos', la segunda, y la tercera, 'Acciones'. Obedecen a la «mentalidad pragmática de ingeniero», sin embargo Raúl Blanco toma como punto de partida la historia, narrada por regeneracionistas y caminantes del siglo XX.
De Julio Senador a Jesús Torbado, con las raíces aéreas de la Generación del 98, el campo castellano no fue siempre ni tan homogéneamente verde en primavera ni tan amarillo en verano. A esa literaturizada estampa trágica del paisaje desolado, Blanco contrapone otro campo castellano pretérito menos árido. La obligación moral del conocimiento y su celebración del «privilegio de vivir» le han llevado a analizar los cambios en el territorio, valorar el estado actual y proponer soluciones.
La primera cuestión a revisar es el problema cultural. «Creo que se puede cambiar la conciencia respecto al medio rural que siempre se asocia a pobreza y a menor calidad de vida y la urbe a lo contrario y no es así. Es posible vivir en un pueblo, con comodidad y servicios, de otra forma», asegura quien describe la ciudad como una «esponja» que absorbe a la gente. «Hay otras partes dentro de España como Asturias, Cantabria, País Vasco o Cataluña, y fuera como Bélgica, Francia, o las Highlands, lugar paradigmático de la recuperación, que demuestran que es posible revertir el movimiento», afirma este optimista realista que califica de «paciente grave» al medio rural.
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Como ingeniero acostumbrado a evaluar el «impacto ambiental» de cada actuación pública, Raúl Blanco está convencido de que un «territorio cuidado» es el primer paso para atraer a pobladores e industria. De nada sirve lamentarse de los tiempos «arboricidas», de la pérdida de «pequeños bosques, setos ribereños, zonas de frutales y almendros» consecuencia de la concentración parcelaria en lo sesenta, esa que permitió la «tecnificación del campo». Ahora toca «poner en valor» el paisaje. Para ello, Blanco «caracteriza» el del Tierra de Campos y enumera una lista de 240 árboles y arbustos autóctonos para recuperar el paisaje, una de las 80 iniciativas de su lista.
Desde gaviones y pasos a nivel a fuentes, muretes, lindes y caminos, Blanco dibuja (literalmente)maneras de mejorar la estética. El paisaje es visual, también ecológico y cultural. «La despoblación es un problema tan complejo que requiere soluciones desde muy diversas ópticas», explica. «A la diversidad paisajística hay que añadir la social –es necesario captar neorurales, inmigración, gente urbana...–, y económica. No podemos seguir pensando en el campo en exclusiva para el sector primario. ¿Por qué no puede haber un polígono tecnológico?», se pregunta. 'Paisajes que sanan' está disponible en la web de la consejería de Medio Ambiente de la Junta.
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