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Hay que abrir, leer y hacer un esfuerzo notable con respecto al último libro de Mario Escobar para convencernos, como sostiene el autor, de que no estamos ante una novela de corte político. Pero la realidad, y la actualidad, son tozudas, y aunque 'Recuérdame' quiera ... ser una historia, con más o menos aspiraciones, sobre los niños de padres republicanos que hubieron de buscar refugio en México al calor del golpe de estado que devino en nuestra infame Guerra Civil, s imposible no pensar en conceptos tan presentes en nuestras páginas día a día: memoria histórica, un franquismo infiltrándose en las instituciones públicas y despojándolas de su carácter democrático, las fronteras, los refugiados, los migrantes, los menores extranjeros no acompañados... Todo eso se respira en este ambiciosa obra de más de 300 páginas que, como suele ser habitual en estos casos, se sirve de un caso particular con el que el lector pueda empatizar para hablar, reflexionar y obligar a tomar postura a propósito de un fenómeno tan universal como la inmigración forzada.
Para ponernos en contexto, esta novela que viene editada por Harper Collins y cuyo subtítulo reza 'El barco que salvó a quinientos niños republicanos de la Guerra Civil', se sitúa entre 1934 y 1941, y parte del caso de una familia de la ciudad de Madrid que sufre las consecuencias de lo sucedido en los últimos años de la Segunda República Española: «Fueron unos años de temporadas turbulentas, en la que los padres republicanos hubieron de afrontar una terrible decisión con respecto a sus hijos», valora Escobar. Los que posteriormente serían conocidos como 'Niños de Morelia' se embarcarían en una expedición especial a esta ciudad, capital del estado mexicano de Michoacán, un viaje auspiciado por el presidente del país, el general Cárdenas, que se comprometió a acoger a estos niños durante un tiempo prudencial a la espera de que en nuestro país se apaciguara el conflicto: «Fueron ayudados con un barco desde Burdeos, no podían zarpar de puertos españoles a riesgo de que les bombardearan, de modo que tuvieron que ir hasta Valencia, de allí a Barcelona y de Barcelona a Francia».
Una travesía dura y difícil donde, aunque se estimaba que los más de cuatrocientos niños que ocuparan el 'Mexique' tuvieran de seis a catorce años, hubo casos de salirse del rango tanto por mayores como por menores: «Algunos de estos niños escribieron sus memorias recogiendo esta situación», explica Escobar, quien sitúa el arranque de sus investigaciones en torno a estos episodios históricos en una de sus visitas a México, de boca de una mujer de origen español republicano que le abordó en el contexto de la presentación de una de sus novelas históricas, 'Nos prometieron la gloria': «Dejaron por escrito el estado en el que se encontraban, las condiciones en las que viajaron, qué ropas llevaban o con qué material escolar acudían a las escuelas».
Con la llegada a Veracruz de los Niños de Morelia, la recepción del presidente no hacía augurar las penurias que aún les quedaban por pasar: «Tuvieron una vida muy difícil, en los monasterios no había condiciones adecuadas para recibirlos, sufrieron discriminación, también se cree que se respiraba cierta corrupción en la escuela y que, sobre todo, no les resultó sencillo adaptarse a la cultura del país». Sus dificultades de integración reverberan en la situación actual que en nuestro país se dice que sufren los menores de edad no acompañados (MENA), niños inmigrantes separados de sus padres; pero también en la situación global que sufren refugiados y exiliados de todo tipo en una Europa hostil y en ocasiones reacia a acogerlos, además de la inevitable reflexión sobre el impacto que el franquismo golpista tuvo (y tiene) en España.
«'Recuérdame' es la frase que le dice la madre a uno de los hijos mayores», justifica el autor e historiador a propósito del título de este libro, en el que se busca «una manera de tratar de recuperar la memoria en torno a un momento complejo en el mundo y en Europa, donde no tener memoria de lo sucedido nos condena a cometer los mismos errores». Para Escobar resulta fundamental tener en cuenta que «en cualquier momento podemos convertirnos en refugiados y perder nuestro país, quedarnos sin nuestra tierra».
En cuanto a la Guerra Civil, admite el escritor que se ha esforzado por que «se viera el conflicto desde todo los puntos de vista para que el lector sacara sus conclusiones», con particular interés en que «se viera cómo los enfrentamientos políticos e ideológicos tienen consecuencias en la gente corriente, cómo las grandes decisiones de parlamentos, ministros y presidentes devienen en resultados muy tangibles para las gentes de la calle, y cómo el nuestro fue un campo de batalla para que ideologías muy radicalizadas se enfrentasen y pusieran a prueba el armamento que se usaría en la Segunda Guerra Mundial».
Inquirido además por la situación actual de los niños inmigrantes, mediáticamente denominados menas Escobar valoró que «sin duda es un problema que encarar y frente al que, a veces, el Estado o las Comunidades Autónomas no ponen los medios suficientes para solventarlos». Para el autor de 'Canción de cuna de Auschwitz', no es esta una cuestión puramente administrativa sino también de «una sociedad que necesita modelos de integración para que estos niños lleguen a encajar de alguna manera: ha de ser la sociedad civil la que dé respuestas, mediante las asociaciones de barrio o las iglesias y que se encuentren soluciones más allá de criminalizarles y ponerles las etiquetas de violentos delincuentes en potencia: están a la defensiva, sin manejo del idioma y en un país desconocido, cuando no hostil».
Defiende Mario Escobar, citando a Delibes, que las novelas funcionan en ocasiones mucho mejor que los ensayos históricos a la hora de dar la voz del pueblo, con frecuencia oscurecido en los grandes libros sobre acontecimientos históricos: «Sin ellas no tendrían eco sin palabras, y sin esa literatura estamos en un pueblo mudo». Por ello defiende con fervor el fomento de la lectura, «vivimos en un pueblo que no lee y sin ello no tenemos pasado ni sabemos quién somos».
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