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La informática le ayuda con la estructura en sus libros, la literatura con la sintaxis binaria. Raquel Vázquez es poeta a tiempo completo, programadora a tiempo parcial. Este jueves presenta en Valladolid 'Puerta de embarque' (editorial Renacimiento). Será a las 19:00h. en El rincón ... de Morla (calle Veinte de febrero, 7) acompañada de la vallisoletana Violeta González Alegre, poeta y arquitecta.
Poemario de cambio de ciclo, surgió en la pandemia cuando Raquel Vázquez (Lugo, 1990) vivió «un tiempo difícil y luminoso». Cumplió los treinta, perdió a un amigo y ganó el amor. «Más que la idea de viaje, la puerta es una metáfora que juega a mostrar lo de dentro, especula con los espejos y el embarque último, el de Caronte», explica quien atesora el Premio Loewe y El Ojo Crítico. «También hay esperanza en la paradoja, el almendro que florece en invierno, el acogimiento del amor en plena intemperie».
Escribe desde el título, pensando en libros. «Es una forma de sitiar la cabeza. La poesía es una actitud ante la vida, vivir estando expuesto al estímulo de la escritura que luego puede caber en un libro. Me gusta que haya cohesión y coherencia en el poemario», aclara Vázquez que también escribe narrativa, como la novela 'Chomolangma', fruto de su estancia un año en la Fundación Antonio Gala.
«La narrativa exige disciplina, horas continuadas de pantalla. La poesía emerge, es un trabajo más de estar en la vida y tener la mirada atenta.La realidad escribe la poesía y el poeta lo plasma, es más de atención al presente y registro de las impresiones. La narración demanda una trama», cuenta la autora de los libros de cuentos 'La ocarina del tiempo' y 'Paralelo 36'.
Precisamente cuando terminó su beca en la Fundación Gala, la filóloga se planteó su siguiente paso en la vida. «Tenía pendiente la informática, aprender un nuevo lenguaje, el que domina nuestra sociedad. Al final el lenguaje binario se parece más de lo que parece a los otros idiomas, tiene su sintaxis y su semántica. Programar obliga a manejar un lenguaje sencillo en una estructura clara. Eso ha ayudado a buscar la sencillez en la poesía, a trabajar el poema estructurándolo mejor, simplificando ideas. También me gusta mucho la música y me gustaría lograr con palabras los acordes en el piano. A veces echo en falta con las palabras la superposición de planos que permite la música».
Con siete poemarios publicados, la mayoría premiados, celebra «el buen momento de las mujeres en la poesía. El canon se aproxima ahora a lo que siempre sucedió y es que la poesía escrita por mujeres es igual de buena que la de los hombres», sentencia citando a quienes preceden a su generación, Olvido García Valdés, Chantal Maillard, Olga Novo o Pilar Pallarés. Ahora anda en el siguiente poemario, tras esta 'Puerta de embarque' que considera su libro más honesto.
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