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VÍCTOR VELA
Valladolid
Domingo, 8 de noviembre 2020, 17:51
«El 21 de junio de 2015 compré una vida», dice el narrador de 'Antes de las cinco en casa', novela de Alberto Forns Canal que la editorial Destino ha publicado este otoño. Esa vida comprada es la de Hilari Miralpeix, trabajador de Telefónica que escribió un diario durante cerca de 15 años, desde mediados de los años 60 hasta casi 1980. En 2015, el protagonista de la novela pasea por el mercado de Sant Antoni y allí, en uno de sus puestos, descubre un lote de trece cuadernos. Son, escritos a mano, con recortes varios entre sus páginas, los diarios de Hilari. Arrastrado por la fascinación de lo que allí puede encontrar, el autor compra esos diarios. Y durante su lectura, emprende una cruzada para reconstruir la vida de quien, durante quince años, volcó todo aquello que le ocurría en unas páginas.
Es el detonante de 'Antes de las cinco en casa', un texto en el que, paso a paso, se descubre la personalidad de ese tipo que escribía diarios y, al mismo tiempo, se reflexiona sobre la literatura diarista, casi un género literario que este otoño de 2020 ofrece varios títulos sabrosos en las librerías.
Forns Canal defiende (página 61) que «ni roquefort ni camembert, los diarios serían más bien como un queso gruyere: la materia cuajada, pero también la otra cara, los agujeros«. Porque la personalidad de quien los escribe no está solo en lo que cuenta, sino también en lo que calla, en lo que oculta. Porque gran parte de aquello que compone una vida nunca halla acomodo en el recuento de lo importante. También está en los detalles más sencillos, como la forma de hablar, la ropa que se usa, los emojis que se cuelan en las conversaciones de 'whatsapp', si alguien tiene un dolor físico o va bien al baño (página 75). Hay datos que rara vez se dejan caer en los diarios... pero que en ocasiones (página 19) se comparten sin pudor en las redes sociales, donde, para abrirse un perfil, el usuario ya cede parte de su intimidad (desde su nombre, su trabajo, dónde estudió e incluso su número de teléfono).
La novela de Albert Forns Canal acompaña al lector en un viaje para reconstruir la vida y personalidad de Hilari y recuerda un fenómeno clásico de los diarios. Se ha llamado la paradoja de Tristam Shandy (en alusión a la novela de Laurence Sterne). «Cuanto más tiempo pasas escribiendo tu día a día, más partes de tu jornada consisten únicamente en escribir, por lo que la narración de vivencias divertidas y alocadas va dejando paso a la tediosa descripción de un tipo sentado ante un ordenador que pasa las horas intentando revivir lo que hizo ayer« (p. 144).
«He tenido el extraño vicio de duplicar los sucesos de mi vida escribiendo sobre ellos», reflexiona Héctor Abad Faciolince en las primeras páginas de 'Lo que fue presente', la recopilación que hace Alfaguara de los diarios que escribió entre 1985 y 2006. El título remite a una definición que el autor hace del diario. Algo que, al cabo de los años, fue presente. En esos cuadernos Abad Faciolince narra el tránsito de alguien que fue hijo y se convirtió en padre. De un lector (y luego escritor) que encontró en los diarios una vía para aclarar pensamientos, fijar ideas, tantear estructuras y estilo... «Un diario representa la búsqueda de la claridad: el borrador de los libros que algún día voy a escribir mejor», dice en la página 74.
Cuando más tarde el autor se dedicó de lleno al periodismo y la literatura, comenzó a dejar de lado la escritura de diarios. Aquí está también el germen de 'El olvido que seremos', la obra más importante de Abad Faciolince, donde narra el asesinato de su padre, Héctor Abad, un médico y activista colombiano que fue asesinado por los paramilitares. «Escribir es solamente un sustituto, como una droga cuando la vida no basta», añade en la página 247.
Xacobe Pato es librero en Santiago de Compostela. En la librería Cronopios. Tiene una cuenta con más de 16.700 seguidores en Internet (@xpgigirey). Allí, todos los domingos por la noche, a veces el domingo se viste de lunes, publica unos post que, con el paso de las semanas, se han convertido en un particular diario que ha reunido y encuadernado Espasa. De los bits de Internet a la tinta del papel.
«Publicar ahora mis diarios en un libro es como si, tras aguantar un buen rato sin caerme de la bicicleta, me hubiese envalentonado con los aplausos de los cuatro paisanos de la plaza de mi pueblo y me hubiese incorporado por sorpresa a la cola del pelotón del Tour de Francia: decenas de ciclistas profesionales a mi alredeor mirándome alucinados mientras yo pedaleo todo azorado, en camisa y vaqueros«, escribe Xacobe Pato en el prólogo del libro. Con un estilo desenfadado y melancólico, que bebe de referencias culturetas y millenials, 'Seré feliz mañana' es un diario divertido, inteligente, que echa mano del humor por exageración (»la casa de un Erasmus un domingo por la mañana« 85), las comparaciones ocurrentes, la ternura sin ternurismos, los diminutivos para quitarle hierro a la cosa y ponerle mala leche e intención. Y que tiene la capacidad de incrustar las stories de Instagram y los unboxigns a la reflexión filosófica. «Nadie es feo cuando se hace un selfi delante del espejo» (188). Y hay, además, una veta melancólica sobre el final de la juventud.
Ese mismo impulso, ese trueno de la vida adulta que se acerca, está en 'Ya sentarás cabeza', los apuntes que los apuntes Ignacio Peyró tomó entre 2006 y 2011, los años que van de los sueños a la crisis. Las primeras entradas muestran a un joven deseoso por despuntar en el mundillo literario y avanzan hacia unos textos donde cuenta su incursión en el periodismo (en La Gaceta), en la escritura de discursos políticos (para Cospedal), en un oficio complicado. «Menos mal que el periodismo es bastión de libertades democráticas, que si no hubiéramos pensado que es un negocio ruinoso», escribe en la página 177. Antes, también Peyró explica el porqué de unos diarios. «Escribir no cura nada, pero te acostumbra a la disciplina de estar sentado, de tomar notas ansiosas en un semáforo o de guardarte un momento final del día». Porque, asegura, «queremos escribir para dar forma a algo y al final es la propia escritura lo que nos da forma a nosotros».
Son cuatro libros, recientemente editados, para quienes disfrutan de la lectura de diarios escritos por otros y asomarse así, por el ojo caligráfico de una cerradura, a la vida de los demás.
Ignacio Peyró. Libros del asteroide. 576 páginas. 24,95 euros.
Xacobe Pato. Espasa. 304 páginas. 18,90 euros
Albert Forns Canal. Destino. 352 páginas. 20,50 euros.
Héctor Abad Faciolince. Alfaguara. 616 páginas. 20, 90 euros.
asda
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