![La prosa corta de James Joyce](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/01/media/cortadas/dublineses-k7UE-U160738423940YnC-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Hay quien recomienda degustar los entrantes, los cuentos y los poemas de Joyce antes de abordar el plato fuerte, el 'Ulises', esa novela que le convirtió en el «escritor único» que ambicionaba ser. Y también hay quien, como Borges, anima a abrir ese libro por ... cualquier parte porque el carácter fragmentario del narrador «verbal» así lo permite.
Sostiene el traductor Diego Garrido que todos los personajes, ideas y paisajes de ese novelón que celebra su centenario aparecen en el resto de su obra. Páginas de Espuma ha reunido en 'Cuentos y prosas breves' la escritura corta del irlandés a los largo de casi cuatro décadas, desde que comenzó a los veinte años hasta poco antes de morir a los 58.
El joven Garrido, que descubrió a Joyce gracias a John Huston y su película 'Dublineses', ha traducido toda esa producción, «el reverso de su gran obra», que demuestra la evolución del escritor, convenientemente anotada y entretejida con la biografía del irlandés errante.
Nacido en una familia de 15 hijos, de padre aficionado al alcohol y madre piadosa, James se educó con los jesuitas y pronto destacó por sus redacciones. A los 15 años decidió que sería artista, bien en la música como tenor o en la literatura, inclinándose hacia la segunda. Antes de ir a la universidad se topó con Ibsen e intentó aprender noruego para mantener correspondencia con él. Como el escandinavo, abandonó el cristianismo y rechazó el matrimonio y la familia. Estudió lenguas modernas para luego irse a París con la excusa de estudiar medicina, al igual que hicieran Ibsen, Wilde o Shaw.
Cuando marcha a Francia, en su maleta lleva unas cuentas 'Epifanías'. De las 65 que escribió, se conservan 40 y con ellas comienza el volumen de Páginas de Espuma. Son instantáneas que podrían derivar en obras dramáticas, otras resultan sentenciosas, cercanas al aforismo. Sus personajes hablan directamente, como en el teatro, y entre ellos figura Joyce. En una dice: «Oh no hay nada como el matrimonio para centrar al hombre...Mi consejo a todo jovencito que pueda asumir el gasto es el siguiente: cásate ya». Habla un tal Tobin y dice lo que piensa el escritor hipermétrope.
Vive en París tras 22 años en su detestado Dublín. Sin embargo, la distancia transforma su mirada sobre su ciudad y terminará dedicándole su obra. Muere su madre y vuelve a la capital irlandesa. Conoce a Nora Barnacle, una joven de Galway, doncella en el hotel Finn. La falta de ingresos hace que James se planteé sacar provecho de su voz ganando el premio de bronce en un concurso pero al carecer de profesores que le ayuden concluye que la literatura es más barata. Su primer poemario se tituló 'Música de cámara'.
El semanario 'Irish homestead' le pidió una historia «sencilla y entendible», con el ánimo de captar jóvenes colaboradores. Joyce comienza la redacción de los cuentos que años más tarde configurarán 'Dublineses'. Pero publicado el primero, las quejas de los lectores abortan la relación del escritor con la revista. El neurótico Joyce creía que había una confabulación para acabar con su carrera. Con el tiempo dirá: «aunque estos cuentos están indiscutiblemente bien escritos, podrían haberlos escrito muchos hombres». Demasiado universales para quien tenía vocación de artista excepcional.
Profesor de inglés
Aunque la familia no es su principal interés, como le hace saber a Nora, pronto concebirán su primer hijo. La docencia se plantea como trabajo posible. Primero ejercerá en el Berlitz School de Pola (actual Croacia) y luego en el de Trieste.
El pequeño ensayo 'Retrato del artista' y 'Stephen Hero' se suceden en la recopilación de Garrido antes de 'Dublineses'. El salvaje oeste es una evocación de divertimento en el imaginario de clase media gris irlandesa de principios de siglo. Las casas se miran con «imperturbables rostros de ladrillo rojo». El bazar ambulante Arabia promete hacer realidad los sueños exóticos. Por el Dublín mísero y sucio desfilan todos los nombres de la isla hasta el cuento decimoquinto, 'Los muertos', botón de muestra que eligió Huston. En su primer año de vida en las librerías, 1914, se vendieron 25 ejemplares. Ezra Pound le ayudó como lo hizo dos años después Yeats, consiguiéndole una pensión de la Royal Literary Fund. Las reediciones inglesas y americanas tuvieron más suerte. Diego Garrido considera a Joyce «el escritor más vengativo.Comenzó a escribir por odio a Dublín y toda su vida se dedicó a retratar la ciudad y su clase media».
Prosigue el volumen con 'Giacomo Joyce', una novela corta que anticipa el lenguaje de 'Ulises' y 'Finn's Hotel', que cimenta la futura 'Finegans Wake'. Y estas prosas se cierran con tres cuadernos de París, Pola y Trieste, los fragmentos de un borrador del 'Retrato del artista adolescente', dos cuentos infantiles y el 'Diario de Dublín de Stanislaus Joyce', su hermano pequeño, «la persona más importante para él junto con Nora». Garrido afirma que «James Joyce es Irlanda, como Dante es Italia o Cervantes España». Este es un viaje de trayectos cortos por la isla esmeralda y la escritura de su célebre flaneur.
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