Secciones
Servicios
Destacamos
En su curiosidad convergen campanas, novilladas, brujas, adobes, demonios, romerías y cofradías, Cuenca de Campos y Roma, la Universidad de Valladolid y la Angelicum. Nada de lo humano le es ajeno a un antropólogo y a esa ciencia lleva dedicado los últimos cuarenta años ... José Luis Alonso Ponga. El Director de la Cátedra de Estudios sobre la Tradición y del Centro Internacional de Estudios de Religiosidad Popular tiene en el horizonte del próximo curso el traspaso de poderes. Cumplir los 70 no supone la jubilación automática pero sí comenzar a delegar en otros los asuntos de la Antropología de la UVA.
«La antropología es el estudio del hombre a través de su cultura que se expresa en sociedad. No hay sociedad sin cultura ni cultura sin sociedad, y aquella está en función de su transmisibilidad», aclara Ponga. «El hombre y su contexto» es el enunciado y dentro del mismo, él ha elegido un gran tema con múltiples manifestaciones, «la religiosidad popular». «Me fascinó desde que vivía en mi pueblo. Me he dedicado a la relación entre fe, creencia impuesta por un centralismo romano y el convencimiento personal». Pronto aquello le llevó a Italia «y allí aprendí a descubrir la importancia del patrimonio material e inmaterial, el patrimonio global como manifestación más depurada del grupo, como creador de identidad y capacidad de consumo, su fuerza para atraer al turismo cultural». De ese convencimiento nacen iniciativas como «el fenómeno Peñafiel donde decidimos hacer un Museo del Vino, uno de la Radio y otro de aperos», explica quien dedicó a los carros una de sus monografías así como otra a la 'arquitectura del barro'.
«Militante» de la ruralidad
Suele decir que milita en la ruralidad. «Nací al sur de León, al norte de Tierra de Campos, y como todos los hijos de campesinos he tenido una gran conexión con mi pueblo. Todo esto den al España vaciada no significa nada. Lo que sí significa es sentir que tus raíces se secan y preguntarte qué puedo hacer para evitarlo». Considera Ponga que a Castilla y León no ha llegado aquello que decía Kennedy de «no te preguntes qué puede hacer tu país por ti sino tú por tu país». Echa de menos que en vez de vivir de glorias pasadas se trabajen en el presente mirando al futuro. «Hay que ser realista, hablar claro ¿somos el culo del mundo? Pues vale. No podemos tapar nuestras vergüenzas con la gloria del Cid. Debiéramos saber lo que tenemos y qué podemos conseguir. ¿De qué nos sirve ser la región más extensa, con más patrimonio? Está bien tener autoestima, pero la cultura universal –la lengua o el arte–, que se da por supuesto, no es nuestra seña de identidad». Ahí es donde Alonso Ponga reclama su sitio a l antropología como ciencia que puede ayudar a la sociedad. «El antropólogo es el espejo del político, el que está a pie de obra y sabe lo que pasa. Pero si nos creemos la más guapa del baile, no miramos al espejo real que es donde hay que mirar para conocer nuestra identidad, nuestro patrimonio y perpetuarlos a través del desarrollo de nuestros valores y riqueza. Allá donde se les ha escuchado, por ejemplo en el centro y sur de Italia, les ha ido bien».
Considera el autor de 'Huellas de Castilla y León', que la buena antropología pasa por «el trabajo de campo, la observación y la escritura etnográfica, caracterizada porque se confronta con los interlocutores que te han dado la información. Si soy capaz de contárselo a e los podré hacerlo llegar al resto de la sociedad. Así se logra cierta objetividad, si es que esta ese posible».
Durante 40 años ha visto evolucionar la religiosidad popular. Parte de que «la religión es un fenómeno de larga duración en la sociedad», incluso por encima de la fe. «La vivencia de la religiosidad popular es una praxis que permite una relación cercana con la divinidad, a través de la virgen de mi pueblo, muy satisfactoria y directa. Por eso a veces el enemigo de la religiosidad popular ha sido la Iglesia, hasta el actual papa Francisco. Desde la antropología estudiamos cómo se relaciona el grupo a través de esos ritos». Y va más allá de la fe porque se convierte en un vínculo emocional, «hasta el más ateo reconoce la iglesia de su pueblo por encima del cura. Si voy a una romería, participo aunque no sea religioso porque es relevante para la unidad de mi comunidad».
Las campanas también le fascinan, desde su lenguaje en los pueblos castellanos hasta la historia de las del Vaticano. Precisamente a estas últimas dedicó su último libro, 'Voz Dei ac vox populi'.
Medio centenar de antropólogos, músicos, escritores y etnógrafos colaboraron en el libro homenaje 'Pensar la tradición' que se presentó este jueves a las 19:30 h. en el Círculo de Recreo. Allí estuvieron Manuel Rojo, Joaquín Díaz, Pilar Panero, Óscar Martínez y Salvador Rodríguez para celebrar el jubileo cercano de su amigo el profesor José Alonso Ponga.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.