La viñeta diaria no perdona, aunque la actualidad sea monotemática durante dos meses. «Al principio piensas, qué aburrido, lo mismo durante vete a saber cuánto tiempo, pero luego sabes que es tu trabajo y has de hacerlo lo mejor posible. No se diferencia mucho de ... una campaña electoral. Al final la condición humana es la que es independientemente de la circunstancia», dice José María Pérez, 'Peridis'. El dibujante ha sufrido en primera persona el coronavirus.
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«Pasé seis días en el hospital, en manos de los médicos. Luego en casa, aislado en una habitación y un baño para mí solo como en una cartuja. He podido disfrutar de la salud, el silencio y la soledad. Eso en la ajetreada vida que llevo habitualmente en una gran ciudad ha sido un lujo», cuenta el salvador del románico palentino que parece proclive al contagio de males estacionales. «Es 1957 ya sufrí la gripe asiática, cuando estudiaba en los maristas de Palencia. Nos llevaron de excursión a Magaz, salí un poco tocado pero allí comenzamos a jugar al fútbol y me desplomé. Una característica común a estas enfermedades raras es que te quedan sin fuerzas. El virus es como una sanguijuela, te chupa la energía. Y tuve que hacer los cinco kilómetros de vuelta como pude». Extrapolando la lección personal a la social, Peridis apunta «una enseñanza para todos si la queremos aprender: la potencia de nuestra civilización es mucha pero somos frágiles. Solo con investigación, solidaridad y reordenando nuestras prioridades saldremos adelante. Me parece absurdo que aún la carrera armamentística sea lo primero cuando hay un virus que nos desarma. Debemos fabricar vacunas, no bombas».
Especiales coronavirus
El Peridis escritor iba a presentar su última novela justo antes del encierro, el último Premio Primavera, 'El corazón con que vivo'. «Ya estaban enviadas las invitaciones, el libro tirado en la imprenta, pero ha tenido que posponerse. No me lamento, ya podrá celebrarse». Después de tres novelas en el medievo, con sus problemas dinásticos «entre el siglo XIII y el XIV con la peste y la persecución de los judíos, ya me pedía el cuerpo cambiar». En un tren se encontró a un paisano que le habló de las tremendas consecuencias de la Guerra Civil en su familia. «La historia me impresionó tanto que quise ver la guerra de cerca, cómo un golpe frustrado dividió cada pueblo, cada comunidad, cada rincón en España. Y la catástrofe es aún hoy visible, de eso hay que aprender aunque no parece que se pueda oyendo lo que dicen algunos».
Cuando cumplió 75 años se retiró de los cargos en la Fundación Santa María la Real (Aguilar de Campoo). «Después de 40 años pasé el testigo, no quería estorbar», pero sigue atento y entusiasmado el trabajo. «Falta por editar los últimos tomos de la enciclopedia. Portugal está documentado y falta Lérida y Gerona, con eso llegamos a unos setenta tomos. El románico es un gran recurso para la España vaciada, esa zona que se repobló en el XI y el XII y se vació en el XX», recuerda.
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