Gonzalo Martín de Marcos | Escritor

«La percepción benévola del terrorismo de mi padre es el origen de esta novela»

«La inspiración viene de la figura de mi padre y el conflicto generacional conmigo. Él nació en 1940, en una familia de la oligarquía franquista, de militares y latifundistas. Pero salió rojo, muy de izquierdas. Su percepción del terrorismo de ETA era benévolo porque interpretaba que como tenían una enemigo común, Franco, eran amigos, les unía el antifranquismo», explica el profesor Martín de Marcos que reprochaba a su progenitor que no era demócrata y aquel se ofendía.

«A partir de los noventa, sobre todo a raíz del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, fue muy crítico con ETA». De esa evolución, el escritor se fija en «las aventuras de un grupo de viejetes, nostálgicos del terrorismo, que dan más ridículo que miedo. De la agresividad se pasa a la ternura que provocan la edad y la demencia».

Las andanzas de Joaquín y sus amigos, las excursiones a la montaña, la relación con Rosana, la chica que le ayuda por las mañanas, y del avance de la demencia en su vida da cuenta la novela de intriga «criminal aunque también política y de amistad».

«Luego me di cuenta de que la novela era quijotesca. Rosana tiene los pies en el suelo a pesar de su falta de cultura y su extracción social diferente. Mientras que Joaquín vive en el mundo de sus ideas, choca con sus limitaciones cada vez mayores y con una España que ya no está para terrorismos. Al final hay un trasvase de caracteres», cuenta el narrador. Joaquín, que va perdiendo su memoria, su ideología, sus lecturas, se queda desnudo con sus emociones, con su aprecio por Rosana de quien es cada vez más dependiente. Ella, inocente al comienzo, acaba aprendiendo a defenderse como si hubiera aprendido de Joaquín. Rosana tiene una hija a la que proteger de su padre y del mundo, eso justificará todo. «Hay una humanización de Joaquín gracias a Rosana, en cambio ella recorre el camino inverso».

En 'Memorias del Guadarrama', de Julio Vías, se cuenta la historia de 'el rey de los hombres', el bandolero que da nombre a la novela. «Estoy emocionalmente entrañado en esa sierra, que une literatura y naturaleza, tantos escritores españoles se han referido a ella», dice el Gonzalo montañero. La acción urbana transcurre en Segovia, en un circuito reducido donde todos se miran y se ven. «El provincianismo implica eso, me salió natural. Ir con mi padre por la calle Real era no poder avanzar treinta pasos sin tener que pararse a saludar». El escritor sigue tejiendo tramas. Quizá la siguiente transcurra en Polonia, donde trabajó.