Una partida de ajedrez con Isabel la Católica en Valladolid

Esta frase está en el corazón de un libro que se pregunta cómo afecta a las reglas de ese juego («ese deporte») que la figura más importante del tablero no sea el rey, sino la reina. En este caso, Isabel la Católica, una mujer que accede al poder en un momento «convulso y apasionante de la Historia de España, con Valladolid y el Palacio de los Vivero como escenario fundamental». ¿Hay que cambiar el modo de jugar? ¿Puede una partida de ajedrez canalizar el sentir de una sociedad y contribuir a la causa de la reina?

«Quería que el ajedrez fuera el hilo conductor de la novela», cuenta Zueco, quien reconoce que la figura de Isabel la Católica no formó parte de la partida en un primer momento. «Investigué sobre varios momentos históricos en los que ambientar el libro». Pensó, por ejemplo, en la época de Alfonso X 'El Sabio', que escribió sobre ajedrez en 'El libro de los juegos'. O en la de Felipe II, que en 1575, «en plena construcción del monasterio de El Escorial», convocó a su corte para celebrar «el que puede considerarse el primer torneo internacional de ajedrez».

Al final, apostó por finales del siglo XV. Castilla estaba inmersa en una guerra para decidir el futuro de la Corona y era un momento, además, en el que se cambiaron las reglas que habían guiado el ajedrez durante los últimos siglos. «El ajedrez moderno, tal y como lo conocemos ahora, cambió en esos años y en este país, cuando se reforzó el poder de la reina sobre el tablero». Estos dos hechos, unidos, animaron a Zueco a idear una trama de aventuras, asesinatos y conspiraciones que imagina que esas nuevas normas del ajedrez son mensajes secretos para apoyar la causa de Isabel la Católica.

Además de Ruy, ese cronista preocupado en el reflejo fidedigno del pasado, la novela sigue a Gadea, una joven con raíces judías que, después de perder a su familia por la intolerancia religiosa en Toledo, se abre camino en la vida gracias a su afición por el ajedrez, un juego que invita a anticipar el futuro para adelantarse a las intenciones del adversario.

«Por encima de todo, este es un libro de amor al ajedrez y que reivindica la importancia de España en su difusión». Nacido en la India, adoptado luego por persas y por el mundo musulmán, aquí vivió una revolución que ha llegado hasta nuestros días. Además, en España se conservan las piezas más antiguas de Europa: dos torres, un caballo y un alfil, de marfil, en el pueblo leonés de Peñalba de Santiago. «Si el ajedrez moderno hubiera nacido en Inglaterra y no en España, estarían continuamente presumiendo de ello», cuenta Zueco, quien recuerda que el ajedrez vive un momento dulce, no solo gracias a clubes, torneos y competiciones, sino también a las aplicaciones de móvil, que han llevado a las pantallas los 64 escaques.