Palabras de lujo para ilustrar la pasión libresca

Literatura ·
Gustavo Martín Garzo es uno de los 46 escritores de todo el mundo que participaron en 'El libro de los libros', una invitación a leer que recupera Nórdica después de 26 años

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 3 de septiembre 2022, 00:07

He tenido un sueño muy extraño», confiesa Gustavo Martín Garzo en la primera línea de 'El embarcadero', el relato con el que participó, en 1996, en una iniciativa editorial que reunió a JohnBerger y Eduardo Mendoza, a W. G. Sebald y Antonio Tabucchi, a Jostein ... Gaarder y David Grossman. En ese sueño, había un pequeño muelle de madera junto al mar, gaviotas a lo lejos, una máquina de escribir Olivetti, un puñado de folios en blanco y un paquete de cigarrillos sin abrir. Lo recuerda una joven aspirante ante un escritor ya consagrado durante un encuentro cuyo diálogo configura un relato que habla sobre las inseguridades de la escritura.

El vallisoletano fue uno de los 46 escritores (nueve de ellos españoles) invitados por el editor Michael Krüger –escritor, poeta, crítico literario y responsable de la revista 'Akzente'– para ponerle palabras a otros tantos dibujos que el ilustrador Quint Buchholz le mostró una tarde de invierno en su despacho de Múnich. El pintor extendió por el suelo su trabajo y Krüger comprobó que en todas aquellas ilustraciones no solo había un hilo conductor (el libro), sino también una historia oculta que solo la imaginación de grandes narradores podía desvelar. Fue así como empezó a reclutar a escritores como Herta Müller, Amos Oz, Orhan Pamuk («en mis libros no pongo mis pensamientos secretos, sino mi corazón»)o Milan Kundera. Entre los españoles, además de con Martín Garzo, contactó con Ana María Moix («la página está en blanco, pero no vacía»), José Agustín Goytisolo, Eduardo Mendoza, Javier Tomeo, Ana María Matute, Juan Marsé, Javier Marías y Carmen Martín Gaite. El resultado se bautizó como 'El libro de los libros' y ahora, 26 años después, regresa a las librerías, con una nueva edición, de la mano de Nórdica.

El armazón literario que cada uno de estos 46 escritores levanta en torno a las ilustraciones de Buchholz bascula entre las meras descripciones y la extrema fabulación. El filósofo George Steiner cuenta la historia de un hombre que, después de muchos años de ausencia, regresa a aquella casa que tuvo que abandonar.Y entre las capas de polvo descubre que de las estanterías han desaparecido los libros que un día le hicieron feliz. El escritor Rafik Schami plantea la gran pregunta (¿para qué sirve leer?) en los labios de un forastero que, vestido de frac, inquiere a un escritor sin inspiración que cambió el lápiz por un vaso de whisky. Otros compañeros intentan dar respuesta a esta cuestión. El holandés Cees Nooteboom ahonda en el poder imaginativo de la lectura y Carmen Martín Gaite insiste en la idea:«Las palabras del libro son la hélice que impulsa el sueño». También para Susan Sontag escribir es volar. Juan Marsé recurre a la lectura como cobijo y Marc Petit abunda en la eterna intemperie del lector:cada libro le lleva a nuevas preguntas, que le conducen a otros libros, de los que germinan nuevas dudas que le empujan a más libros en los que intentar hallar respuesta.

Las ilustraciones de Buchholz (que ha puesto imágenes a libros como 'Duerme bien, pequeño oso' o 'El coleccionista de momentos') apuestan por los colores apagados, donde el gris coloniza la paleta de verdes, azules y cremas, para convertir los libros en otros objetos (puertas, faros, cabañas, ataúdes), acompañados por bolígrafos, hojas en blanco, máquinas de escribir. Yde vez en cuando, lectores que vuelan, que sueñan, que se asoman al mundo desde la página de un libro.